Que Empiece el baile.

Capítulo extra 7 (Mérida y Erik)

Erik

Lo sabía. Sabía qué estaba pasando. Sabía que Mérida estaba sacando conclusiones equivocadas. Sabía que ella pensaba que estaba haciendo una cosa totalmente diferente a lo que era, pero ¿qué podía hacer yo? ¿Qué podía decirle para que creyera que era otra cosa sin que peligrara la sorpresa que le estaba montando por nuestro aniversario? Sé que aún faltaban algunos meses para que cumpliéramos nuestro primer año desde que decidimos volver a intentarlo. Quedaban tres meses para ser exactos, pero quería tenerlo todo preparado y atado desde un principio. Había muchas cosas en las que pensar y las que organizar. Dónde sería la fiesta, cómo sería el anillo, quién vendría a ver como le pedía matrimonio a la mujer más increíble que he conocido. Yo no tenía ni idea de como preparar todo eso solo y sin ser descubierto. Al principio le propuse ayuda a Pedro, prometiéndome que no se lo contaría a Cloe, y él me recomendó a la organizadora de eventos que le ayudó a organizar su boda con su mujer. Quería que fuera una gran sorpresa para Mérida. Me daba igual lo que me costara. 

El primer día que quedé con Esther, la organizadora de eventos, me acribilló a demasiadas preguntas. Me sentí abrumado de que hubiera tantas cosas en las que pensar y agradecí que Pedro me hubiera dado el teléfono de esta muchacha. Intenté quedar con ella inventándome mil escusas. Sé que Mérida empezaba a desconfiar por todas las horas en las que estaba fuera de casa, pero es que no tenía otro remedio que hacerlo así. Y mis nervios aumentaban cuando sabía que cada vez era más evidente para mi chica que algo estaba ocultando. Solo pensaba: "Me va a pillar" "Me va a pillar" una y otra vez, pero lo que no sabía era que en su cabeza se estaba formulando una idea de lo que podría estar escondiendo que estaba muy lejos de la realidad. 

Muchas noches me llegaban mensajes de Esther con más ideas para la fiesta. Lugares donde hacer la sorpresa, presupuestos de catering y de bebida, la lista de canciones del Dj y tropecientos detalles más para que todo salga perfecto. La verdad es que todo eso lo tenía en un segundo plano, me sentía tranquilo porque sabía que la organizadora contrataría lo mejor. En cambio, lo que más me preocupaba a mí era el anillo de compromiso. Quería que fuera perfecto para Mérida, quería que fuera EL anillo, pero no sabía por dónde empezar a buscar. 

Cada vez que me llegaba un mensaje nuevo con una nueva idea, veía como el entrecejo de Mérida se fruncía más, y yo no paraba de decirle que era Pedro, un compañero de la oficina o mi madre para que se quedara más tranquila. No quería que tuviera celos de donde no hay por qué tenerlos, pero no podía parar a su cabecica y que dejara de darle vueltas a todo lo que yo estaba haciendo. Sí, me estaba comportando raro, pero creía que Mérida sabía perfectamente cuanto la quería para que no desconfiara de mí en ese sentido. 

El sábado que discutimos porque no quería que se viniera conmigo y  mis amigos para tomarnos algo, era el día que iba a recorrerme joyerías en busca de su anillo perfecto. No sé por qué estaba nervioso desde que me levanté, supongo que de la adrenalina de saber que si encontraba ese anillo, ya no habría marcha atrás y era más real la idea que tenía en mi cabeza de pedirle a Mérida que se case conmigo. Era un burbujeo constante en mi estómago, y creía que cuando le dijera a Mérida que me iba con mis amigos, asentiría con una sonrisa y me diría que ella se quedaría estudiando. Lo que no me esperaba es que se quisiera venir conmigo. 

-¿Puedo ir contigo?.- me preguntó cuando yo estaba a punto de salir. No sabía que decirle, que excusa ponerle.

-¿Por qué?.- es lo único que dije sintiendo como los nervios hacían acto de presencia en mi cuerpo. 

-Me apetece salir.- me contestó tan tranquila, pero yo sabía que estaba con la mosca detrás de la oreja. ¿Qué cojones le digo ahora?.

-Creía que ibas a estudiar.- y un mensaje me llegó al teléfono poniéndome aún más cardíaco. Sabía quién era la que me había escrito. Era Esther para decirme dónde nos encontraríamos para empezar la búsqueda.