Febrero 21 - Día 36
Tan pronto como entré al pabellón sabía que sería un buen día.
Había estado soleado toda la tarde, al menos en Londres. Lo que comenzó como un día agradable se había desvanecido en una preciosa y violeta puesta de sol, la cual apenas alcancé a ver a través de las cortinas de la recámara.
Martina estaba acostada en la cama, tenía su cabeza apoyada en sus manos mientras veía los últimos minutos de lo que parecía ser un episodio de Skins en la TV sujetada a la pared.
Sonrió de lado cuando me vio, cambiándose de posición.
-¿Skins?- Le pregunté al ver de nuevo mi silla azul que había estado perdida. La jalé y la acomodé de forma que pudiera ver la televisión. Matías, Ariana y yo habíamos visto la primera y segunda temporada cuando los tres nos habíamos enfermado de gripe, poco después de irnos a vivir juntos. Todos mis recuerdos de esta serie estaban nublados por el delirio y la enfermedad.
-Episodio 4 de la segunda. Hoy me la pasé viendo toda la primera temporada. Me estoy divirtiendo, pero no creo que los enfermeros estén disfrutando la gran cantidad de insultos que salen de mi habitación provenientes de la serie.- Respondió.
-Eso es cierto.- Contesté deslizando mi bolso de mi regazo, mientras miraba a Tony y Sid que estaban en la pantalla. -¿Cómo estás hoy?-
-Flotando.- Dijo, sintiendo una cantidad inmensa de placer en su respuesta.
-¿En serio?- Le dije con una sonrisa, notando el cambio en su actitud que me contagiaba. Me acordé de la primera vez que me encontré con ella, cuando ni siquiera me miraba a los ojos. Fue increíble verla ahora, con pequeños destellos de la niña alegre que se manifestaba en sus ojos cada vez que me miraba. Todavía no podía creer que se hubiera abierto tanto, era realmente increíble, surgió en mi estómago una especie de felicidad privada. Por supuesto, todavía estaba enferma, pero lograba demostrar otra aura alrededor de ella.
Martina me guiñó un ojo llamativamente.
-Creo que puede ser la heroína que consumí.-
Una risa estalló fuera de mí antes de que pudiera detenerla, con la falta de lógica en su respuesta era imposible mantener una cara seria.
-Bebé, si consumieras heroína no creo que serías tan linda.-
Se quedó sorprendida mientras movía un poco sus pestañas y me miró.
-¿Estás diciendo que soy linda?-
-Para ser una chica pálida con cabello rubio, no estás tan mal.- Contesté, preguntándome qué la había puesto de tan buen humor.
-Alguien se ve alegre.- Dijo el enfermero de hace dos semanas mientras se asomaba en la puerta con una expresión amigable en su rostro.
-Tan alegre como una muere lenta y dolorosa puede ser.- Dijo Martina mientras sonreía de lado hacia mí.
Ella le dio una sonrisa incierta, mirándome, tratando de analizar si estaba bromeando o no.
-Le hemos aumentado sus analgésicos, por lo que estará un poco desubicada hasta que su cuerpo se acostumbre a ellos. No va a poder mantenerse de pie por mucho tiempo, no más de lo usual.-
Bueno, eso sin duda explicaba su anterior comportamiento.
Me gustaba que estuviera de este modo, aún sarcástica y un poco vulgar, pero también un poco más ligera e incluso tonta.
-Está bien, gracias.- Le dije mientras le daba mi mejor sonrisa al enfermero.
Él me sonrió de vuelta, evidentemente satisfecho con mi aparente respuesta.
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Catch me, I'm falling. | Martuli Adaptación (G¡P) | [Terminada]
FanfictionNo sé si se puede elegir a la persona de quien te enamoras, quien termina tomando un pequeño pedazo de tu corazón... Esa persona se lleva ese pedazo con ella cuando se va. Si alguien me hubiera preguntado, no creo que yo hubiera elegido a Martina Be...