𝑪𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑰𝑰𝑰 𝑨𝒎𝒆𝒍𝒊𝒂

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 8 de enero 2020

Roma, Italia

- ¿Qué pasa Lenard? ¿Te comió la lengua el ratón? O es solo que ahora tengo bajo mi posesión este pequeño e insignificante anillo – pregunte con una sonrisita.

- Así que él es el famoso Lenard, no pareces tan temible como se rumorea, mas bien tu información es escasa, nos vendría bien que nos contases un poco de ti, sin embargo, estoy impaciente por apretar el gatillo – dijo Antonie.

-Tu anhelo puede cumplirse –le asegure a Antonie acercándome a él. – Puedes demostrar que...

- ¿Él puede? –murmuro una voz.

Una cuarta persona se acercaba por un pasadizo, daba zancadas firmes y seguras, como si fuera el dueño de este lugar, bueno fue propietario pero su reinado llego a su fin.

- Señor Costello – enuncio Antonie arrodillándose.

- No tiene que arrodillarte, ni que fuera un Dios – masculle.

- ¡Bienvenidos tres mosqueteros! – saludo mi padre.

- ¿Cómo nos llamó? – pregunto Lenard.

Nuestra ubicación es así, Antonie estaba en las escaleras apuntando a Lenard el cual se encontraba por donde ingreso en las escaleras, mi padre en un pasadizo y yo al inicio de las escaleras.

Los tres empezamos a mirarnos, no entendía la razón por la cual mi padre se encontraba aquí, él decía que este hotel no significaba nada para él, ya que no estaba permitido negociar, pelear o matar en este.

- Los llame los tres mosqueteros, - respondió mi progenitor - eso serán en ahora en adelante. No es casualidad de que ustedes estén aquí, es porque los reuní para conversar.

- ¿Conversar? Ahora seremos civilizados, - ironice -. Genial, creo que no has visto como Lenard y yo peleamos hasta querer matar la vida del otro.

Volteé a verlo y ahí nuevamente encontré su mirada, su labio tenía un leve rasguño y un moretón en su frente.

Me dio una sonrisa, patético.

-Lamentablemente no pude verla, pero estoy seguro de que Lenard te dio una buena pelea Amelia.

¿Por qué piensa eso? Cree que eres débil.

Gracias, conciencia, por tu incondicional apoyo.

- Puedes ir al punto –musite

- Primero quiero explicarles como los reuní – comunico

Magnifico, una pequeña explicación irrelevante de cómo estamos aquí.

- Primero Amelia, tu corto dialogo con esa reportera, ¿de qué hablaron? –pregunto

- Sobre la reunión que tuvimos, es extraño de que me preguntaran por ti, en ese lugar no había ni una cámara... Ya entendí a dónde quieres llegar, tú la contrataste para que hablara conmigo.

- Correcto, pero no solo fui el único.

Giro sobre mis talones y veo a Lenard despreocupado.

- ¿Tú también la contrataste no? – le pregunto al chico tranquilo.

- ¡Bingo! Lo hice para obtener tu ubicación.

- No tomaste en cuenta que la reportera trabajaba para dos personas – le espete -. Tras haber obtenido mi ubicación, la chica también tenía la tuya y se lo comunicó a mi padre, con el fin de tenerte presente en este momento.

La verdadera razón sobre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora