Efímero

5- Impotente

Lleva la pinta de ser algo bueno, espero con ansias que lo sea. Déjate guiar, déjate enseñar, y luego espera conmigo que lo bueno dure más tiempo antes de que la oscuridad nos invada nuevamente.

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Se preguntaba cómo existía la posibilidad de que alguien pudiese mover sin la más mínima voluntad todo a su al rededor con tan solo una acción. Él lucía tan inspirado, contagiando todo con su luminosa vibra. Fue entonces cuando supo que deseaba verlo sonriendo de esa forma para toda la eternidad. Nunca se aburriría de agradarle, de hacerlo sonreír; y es que ser el causante de sus sonrisas, hacia que su corazón se ensanchara de dicha.

—...A demás, ¿Sabías que eso de la "química" no es una broma? Hay estudios que comprueban, que existe la compatibilidad entre parejas desde un sentido biológico, ¡¿No es fascinante?! —Louis hablaba emocionado, escupiendo una palabra detrás de otra, sin parar— E-es decir, tu ADN puede influir mucho en lo que te atrae y lo que... ¿Harry, me estás escuchando?

Particularmente ese día, finalmente el sol había hecho presencia entre el cúmulo de grises nubes que solían formar una capa oscura en los cielos londinenses en esa época del año, despidiendo así cualquier probabilidad de tempestad que amenazara la disposición del día para actividades al aire libre, adornando el cielo de destellos que se colaban entre los espacios azules que dejaban las ahora blancas nubes.

Ni siquiera la brisa fresca que movía sus cabellos, el lejano cantar de algún ave, o cualquier pequeño detalle digno de admirar podía captar la atención de Harry, más de lo que Louis lo hacía.

El ojiverde asintió.

—Créeme cuando te digo que es lo único que hago —respondió, totalmente inmerso en la explicación de Louis, con una sonrisa despistada.

—Lo siento, ¿No crees que estoy hablando demasiado? —se disculpó el castaño, con la mirada dirigida hacia el césped debajo de ellos.

—Lou, ya hemos hablado de esto —el ojiazúl sonrió ante el apodo. Harry posó su mano sobre la pequeña mano de Louis, juró sentir mariposas—. Me encanta escucharte hablar de lo que te gusta, no encuentro como describirlo. Sólo no te quedes callado incluso si crees que hablas demás.

Fue incapaz de esconder el sonrojo de sus mejillas, así como la pequeña curva en sus labios.

—...Me gusta la forma en la que te entusiasmas, hablándome de tus datos psicológicos de las parejas o de lo que sea, Louis. Incluso cuando no estás haciendo nada, tú luces  maravilloso.

De inmediato quiso abalanzarse hacia él y abrazarlo, sin importar que arruinaran sus ropas con la suciedad de la hierba. Louis no podría describir lo que las palabras de Harry causaban dentro de él, su simple presencia le alegraba la vida, y a veces, quería que existiera una manera física de demostrarlo. Sólo que sí existía, pero estaba totalmente fuera de las acciones que normalmente Louis realizaría. Ya hacía mucho abriéndose tanto hacia alguien como para contar todo de sí, por lo que se convencía de que estaría fuera de lugar si se atreviera a más.

Dejó de mirar los labios color sandía del chico contrario que despertaban un tipo de atracción tan fuerte que a veces se tenía que obligar a ignorar, y se exigió a sí mismo algo de control.

—Podemos hacer algo ahora que terminaste tus tareas —dijo Harry, cayendo acostado en el césped con sus extremidades abiertas.

Habían estado juntos todo el tiempo desde aquél día dentro del restaurante. Irónicamente, día tras día más entusiasmados con la rutina; Louis iba a la universidad, se cruzaba de vez en cuando con Harry, a veces ambos almorzaban junto a Niall, se preparaban para ir a sus respectivos deberes y al culminar la jornada de trabajo, Harry pasaba por Louis a dar alguna vuelta; en dos ocasiones, volvió a quedarse en casa del ojiverde, no necesariamente por la hora, sino porque más bien, necesitaban bastante más tiempo de convivencia.