Mente y corazón son dos cosas que Enji jamás supo entender; una la manipulaba con excelencia profesional y la otra la conocía poco y nada.
Todo lo que sabía es que ahora entendía todo AÚN menos que antes.
No tenía 20 años exactos. Lo sabía por certeza. Ese anuncio de la ciudad era un recordatorio de sus logros, pero no una actualización de dichos eventos.
Desde que su excelencia profesional comenzó a ejercerse, no tardó en forjar rápidamente un legado imborrable en formato de agencia y prestigio.
Además, sus hijos no estaban recién nacidos. Reconoció a Fuyumi alcanzando seguramente los dos o tres años...
Touya... Dios, Touya era el mayor por un año...
"¡Muchas gracias por su trabajo, Endeavor! ¡Su agencia se encargará del resto!"
El hombre despertó de sus pensamientos con las palabras del oficial. A decir verdad, no había prestado atención a nada de lo que sea que hubiera dicho. Pero había detenido al criminal y sin excesiva violencia para su propia paz.
Estaba cansado. Por alguna razón sin entendimiento, se sentía realmente fatigado y cansado desde que comprendió que se encontraba en este momento y lugar.
Era hora de volver. Había detenido pocos criminales en lo que restó de su patrulla, pero ya no se sentía realmente en condiciones para seguir adelante en ello.
Era hora de finalmente dar la cara a Rei.
...
Llegar a casa (porque no tiene la dignidad de siquiera reconocerlo como un hogar) implicaba para Enji lo que siempre solía ser. Llegar, pésame al "difunto" Touya, comer, entrenar, salir a trabajar y repetir.
Diablos, incluso se estaba olvidando de pasos como dormir y así... La soledad de estar en esa habitación. Él simplemente se sentía atado a ese lugar por no poder dormir en otro rincón... Y por Fuyumi, la única que lo esperaba todo el tiempo en esa casa con la cena lista y un tacto familiar que nunca recibió de otro... Excepto de Rei. Por supuesto, no es como si mereciera algo mejor, pero...
Ahora, frente a la puerta que jamás pensó dudaría en abrir, no sabía que hacer y/o decir.
Él jamás se creyó merecedor de lo que tenía ahora mismo, una oportunidad y a la mujer que le perdonó todas sus desgracias... Incluso, tras esa puerta, estaban aquellos que serían los hijos que jamás marginó y aceptó, dicho sea lo contrario con Natsuo, algo que lamenta con total sentido y entendimiento ahora.
Que sus hijos de sexo masculino lo odiaran no era algo incomprensible. No ahora al menos...
Suspiró mientras apoyaba su frente contra la gran puerta, bajando la mirada con pesar y notable preocupación. ¿Qué diría? ¿Qué debía decir? ¿Qué debía hacer? Justo cuando más necesitaba su mente y su profesionalismo, todo falla a favor del corazón que latía desbocado contra sus inseguridades y miedos.
Sabe perfectamente que lo que está delante de esas puertas es algo que no merece en absoluto... Y aún así, estaba aquí... En su casa... La que ahora quiere volver un hogar.
La imágen de Dabi riendo violentamente hace eco en su mente para impedirle lograr dar el paso que tanto teme recrear. Su hijo, transformado en un monstruo por su culpa.
Sacudió los dedos de sus manos, en un intento de alivianar su tensión ante lo que habría tras este acto y lo que ocurriría después.
Estaba cansado y aún así, esta era su última decisión...
Enji Todoroki decidió abrir la puerta, adentrándose al hermoso terreno delantero que asomaba a la casa de aspecto ancestral. Desde el ventanal corredizo, pudo ver perfectamente a Rei que pareció percatarse de que al fin había llegado mientras mecía a Fuyumi en sus brazos para mantenerla dormida. Y asomado en un rincón, estaba un niño observando todo.
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Llamas de Fénix.
De Todo[ AU Regresión en el tiempo y espacio. ] [ OC! Endeavor en el proceso del antes del Canon. ] [ Más acotaciones a medida que la historia avance. Comentar en caso de disgustos a futuro. ] Enji Todoroki jamás se creyó merecedor de lo que tenía ahora mi...