>>𝑳𝒆𝒕'𝒔 𝒅𝒐 𝒊𝒕<<

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Jungkook estaba hecho bolita en una esquina de su camerino, con Taehyung palmeándole el hombro en señal de apoyo.

—Tranquilo, Kookie. Ya pasó. 

—Me muero de vergüenza, Tae— volteó a verlo con un puchero en sus labios que lo hacia ver adorable, para nada pareciendo la misma persona que le restregó el pene lascivamente al chico que le gusta mientras hacia su número como stripper. 

—¿Vergüenza?— se río un poco Tae— créeme que allá afuera parecías de todo menos avergonzado. 

Jungkook se cubrió el rostro con las manos y soltó un quejido lastimero. No era la primera vez que se dejaba llevar demasiado por su personaje y escogía a un afortunado del público para bailarle sensualmente tan de cerca. Pero en definitiva había un mundo de diferencia entre dejarse llevar con un extraño que probablemente no volvería a ver en su vida y hacerlo con el chico del que había estado enamorado desde hacía varios años de manera unilateral. 

—¡JEON!— ambos chicos se sobresaltaron al escuchar a Jackson, el gerente, quien entró sin tocar al camerino de Jungkook.

—S-si, ¿Qué pasa?— Jungkook se levanto rápidamente. 

—Tienes un privado en diez, Kook, prepárate— Jackson salió después de su anuncio y Jungkook solo suspiró, un poco agobiado.

—Ve el lado bueno, al menos vas a poder distraerte— trató de confortarlo su amigo.

—No estoy seguro de que un privado sea lo que necesite ahora, Tae.

Jungkook se dirigió a su espejo para prepararse. Si bien era la parte que menos le gustaba de su trabajo, no podía negar que la paga por hacer un privado era muy buena. Se secó el sudor lo mejor que pudo y se cambio de ropa para ir a atender a su cliente, esperando olvidar la situación tan surreal de la que acababa de salir. 

Namjoon estaba nervioso, sentado en el ostentoso sillón de cuero negro que representaba el único mobiliario de la habitación, acompañado solamente de un conjunto de luces rojas y un tubo de pole dance en una esquina

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Namjoon estaba nervioso, sentado en el ostentoso sillón de cuero negro que representaba el único mobiliario de la habitación, acompañado solamente de un conjunto de luces rojas y un tubo de pole dance en una esquina.

Sus amigos se fueron más que satisfechos sabiendo que había caído en la tentación y había aceptado el inusual regalo de cumpleaños que habían preparado para él: una noche en un club de striptease acompañado de un baile privado brindado por el chico más solicitado y popular del establecimiento. Pero Namjoon solo había aceptado por una razón, y era para confirmar sus sospechas sobre la identidad del sexy conejito que había bailado tan desvergonzadamente encima de él hacia poco. 

Jeon Jungkook era un chico lindo, adorable y tímido que lo había encantado desde el momento en que notó su presencia en su salón de clases. Namjoon era fanático de todo lo adorable y pequeño que uno se pueda imaginar, y Jungkook cumplía perfectamente con esas características. Aunque no era bajo (al menos no tanto como Jimin o Yoongi), su manera de vestir y su aura lo hacían ver pequeño en comparación con Namjoon. Y eso le encantaba, solo que no había sido lo suficientemente valiente para dar el primer paso, considerando sobre todo que el era un tipo grande y un poco torpe, casi todo lo contrario a su pequeño conejito. 

ᴘᴏɴʏᴛᴀɪʟ [ɴᴀᴍᴋᴏᴏᴋ +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora