¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Medusa (no su nombre de nacimiento ni el que usaba todos los días, pero el que le parecía correcto) miró a su hija mientras deambulaban por el campus universitario. Sakura se veía muy emocionada y ansiosa, mirando por todos lados. Mucha más energía de la que normalmente mostraba.
Por supuesto, su novio andaba por aquí. Algun lado. Y una vez que lo encontró, Medusa estaba segura de que habría todo tipo de exhibiciones excitadas entre los dos mientras comenzaban a besarse y besarse y todo lo demás que haría un par de niños cachondos.
Medusa supuso que, técnicamente, Shiro y Sakura ya no eran niños. Pero después de conocerlos durante tanto tiempo, era difícil para ella pensar en ellos como niños. Pero tal vez había una manera de que ella cambiara de opinión sobre eso.
Medusa sonrió levemente ante la idea. Sakura la miró.
"¿Hay algo divertido, madre?" preguntó Sakura.
"No, solo un pensamiento ocioso", dijo Medusa, señalando hacia un lado. ¿Por qué no revisamos esos cobertizos? Shiro podría estar allí.
"Me pregunto por qué lo estaría", dijo Sakura, frunciendo el ceño un poco y girando hacia un lado. "No es su turno de limpiar una vez que el club ha terminado".
Medusa no comentó sobre eso. En cambio, simplemente siguió a su hija a los cobertizos de almacenamiento de los diversos clubes de atletismo de la universidad. Y efectivamente, a medida que se acercaba, sus agudos sentidos podían decir que Shiro estaba allí. Y otra persona, aunque quienquiera que fuera, Medusa no la conocía (a ella, casi con certeza) lo suficientemente bien como para decir quién era.
"¡Shiro!" Sakura gritó mientras caminaban por el campo de tiro con arco. "¿Estás aquí?"
Hubo un jadeo ahogado que solo Medusa pudo captar. Sin embargo, los sonidos de traqueteo eran tan obvios que incluso Sakura se giró para mirar el cobertizo más cercano. Comenzó a caminar hacia él mientras Medusa permanecía donde estaba, con las manos cruzadas frente a ella.
Antes de que Sakura pudiera llegar a los cobertizos, Shiro salió por la puerta. Parecía un poco sudoroso y su cabello estaba de punta. Pero al menos se las había arreglado para juntar su ropa en algo que le pareciera sensato.
"Ah, Sakura," dijo Shiro rápidamente, mirando a su novia. "¿Qué estás haciendo aquí?"
"Te estaba buscando", dijo Sakura, con una nota un poco extraña en su voz. "Madre vino conmigo," señaló detrás de ella a Medusa, quien asintió y le sonrió a Shiro. "¿Sigues limpiando?"
"No, ya terminé," dijo Shiro rápidamente, sus ojos moviéndose hacia la puerta entreabierta. "Todo eso está arreglado". Tosió y dio un paso hacia Sakura. "¿Así que en qué andas?"
Los dos comenzaron a hablarse, compartiendo palabras, miradas y caricias. Era bastante lindo y puso una sonrisa en el rostro de Medusa. Luego, un pensamiento diferente puso otro tipo de sonrisa en su rostro.
