Martes, 6 de julio de 2021

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-¡Vamos chavales, hay que levantar esto!

Así de enérgico se mostraba Luis Enrique Martínez en los vestuarios tras dar su charla de motivación. La selección española se iba, otro día más, a jugar la prórroga en la Eurocopa 2020. Italia era un rival duro de pelar y lo estaba demostrando. Aunque los españoles eran superiores sobre el terreno de juego, el marcador no reflejaba eso. Chiesa había perforado la portería de Unai en una escapada veloz, y casi al final del tiempo reglamentario, fue Álvaro Morata quien salió al rescate de la Roja.

-¡Míster, la posesión es nuestra!-exclamó Busquets-Y así tiene que seguir siendo. Si tenemos el balón lo tenemos casi todo.

-Cuidado atrás...-advirtió Lucho-Eric, Aymeric, cerrad espacios, no les dejéis ni un milímetro. Pau, tú calienta que igual sales de un momento a otro.

-¡Sí señor!

-Y a los demás...cabeza fría, para delante y sin miedo. Ellos no son mejores que nosotros, y todavía no hemos dicho la última palabra...¡Venga!

Todos los jugadores hacen una piña y estrechan mano sobre mano.

-¡ES-PA-ÑA!-gritaron al unísono.

Y desde ahí, los futbolistas salieron desfilando por el túnel de vestuarios, de nuevo hacia el terreno de juego. Vestidos con la segunda equipación, la blanca, que venían usando desde el partido contra Eslovaquia en la primera fase y que parecía que les estaba dando suerte.

Unai Simón se santiguó mientras saltaba al césped, camino de su portería. El resto de los  titulares tenían aspecto cansado. Esta era la tercera prórroga que afrontaban en el torneo y las piernas ya acumulaban varios kilómetros encima.

-Bueno, chicos, a darlo todo, ¡que podemos conseguirlo!-gritó Jordi Alba.

El árbitro hizo sonar el silbato y la pelota echó a rodar. 

España mantenía la posesión como hasta ahora, y Dani Olmo con su velocidad y sus desbordes tiraba del equipo. Jordi Alba sufrió una falta.

-¡Ahhhg, por Dios! -gritó.

Tras unos breves instantes, el defensa español pudo levantase y seguir.  El ritmo del juego había bajado con respecto a los dos tiempos anteriores, y es que los kilómetros acumulados en el cuerpo hacían mella en los jugadores de la Roja. Aun así, España tuvo varias ocasiones claras para hacer gol.

-¡Me cago en la hostia-gritó Marcos Llorente tras ver que su remate peligroso era despejado por la defensa transalpina.

El sofoco sobre el terreno de juego era abrumador. Las gradas rugían y el tiempo pasaba muy lento. Pero llegó el final de la primera parte de la prórroga. Lucho se acercó a los jugadores.

-Vale, chicos, lo estáis haciendo muy bien. Pero hay que seguir, acosadles por tierra, mar y aire, afinad la puntería. Álvaro, Gerard, Dani, meted un puntito más de velocidad-dijo.

-Míster, no puedo más, tengo molestias en el pie izquierdo-se quejó Sergio Busquets.

-Tranquilo Busi. Ahora te relevan.

-Lo tenía delante...qué rabia...-Marcos Llorente seguía lamentándose.

-No te preocupes tío, todavía falta un mundo...-dijo Mikel Oyarzabal acercándose desde el banquillo-y si no, siempre nos quedarán los penaltis.

-Thiago, en cuanto piten el reinicio saltas al campo por Sergio-ordenó Luis Enrique.

-Ok, míster.

Se reanudó el juego y la pelota seguía siendo patrimonio español. Aunque Italia también tuvo sus ocasiones, muy peligrosas.

Héroes de WembleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora