Desde la ventana de su oficina que se encontraba en el segundo piso, Cinthia observaba el patio donde jugaban los niños hasta que una situación capto su atención y manteniendo la seriedad en su rostro aún analizaba aquella acción de los niños hasta que el sonido de la puerta siendo levemente golpeada la distrajo de sus pensamientos.
—Pase—dijo sin darse la vuelta.
—Buenos días, Directora Cinthia—pronuncio Emilia al entrar a la habitación y cerró la puerta.
—Buenos días, Emilia—sonrió levemente y volteo para mirarla—. Siéntate.
Ambas mujeres tomaron asiento, la mayor esperaba que la más joven hablara.
—¿Por qué?—pregunto finalmente.
—Era una prueba—respondió sabiendo a qué se refería y al ver su expresión de confusión continuó—. Afuera el mundo puede ser aún más cruel, tienen que estar preparados; les hemos enseñado modales, tienen mas conocimiento que cualquier otro niño de su edad pero los valores son algo que ellos deciden demostrar, incluso si se los enseñamos cada día.
El verdadero culpable no hablo y los demás tampoco dijeron algo para evitar el castigo de Leonardo ¿Me equivoco?
—No.
—Ninguno tuvo el valor de hablar para evitar la injusticia y luego estamos nosotras que sabiendo quién era el culpable tome la decisión de que Leonardo por su confesión fuera castigado y tú cumpliste sin cuestionarme.
—Directora—pronuncio al darse cuenta que la prueba también era para ella.
—Esta bien, Eimy, no te estoy reprochando nada—le dijo tranquilamente para calmarla—. Cumpliste porque así te hemos enseñado aunque me hubiera alegrado que José se hiciera responsable o que tú decidieras desobedecerme—dijo levantándose para acercarse a la ventana, miro a los niños jugar y recordó cuando vio a Leonardo a punto de golpear a José pero fue detenido por Paulo—. Aún queda la prueba más importante y es que puedan perdonar—con un gesto de mano le pidió que se acercara—. ¿Serán capaces de perdonar el infierno que han vivido?
—Ellos no saben la verdad, no sea dura con usted—sabiendo que se sentía responsable.
—Aún siento que mis acciones no están justificadas—confeso sintiendo culpa—. Si hubiera peleado más, si hubiera insistido más, ellos no tendrían que esperar al inspector para poder dormir en sus camas y comer 3 veces al día en lugar de tomar vitaminas para compensar la falta de alimentos—dijo con pesadez, recordando cómo hace más de 10 años el gobierno había decidido no brindar más apoyo a los orfanatos—. Los niños ven el mundo diferente a los adultos por eso deben estar preparados tanto académica como moralmente, es lo que me he dicho día con día... Espero que algún día puedan perdonarnos.
Emilia asintió en silencio, en señal de estar de acuerdo con ella, mientras que Cinthia se dirigió a su escritorio y tomo las hojas que se encontraban ahí.
—Pronto se desatará una guerra entre los militares y la policía—dijo la Directora cambiando el tema, mientras leía las hojas.
—No es posible—pronuncio sorprendida Emilia—. Los únicos perjudicados seremos los civiles, romperían el acuerdo del país.
—Será una guerra silenciosa.
—¿Silenciosa?
—Los militares quieren ganarse la confianza de los ciudadanos—explico Cinthia analizando con preocupación—. Aquellos que fueron acusados de delitos, han renunciado a sus puestos de alto o bajo rango jurando no regresar al ejército, lo mismo intento la policía pero solo fueron retirados temporalmente de sus puestos.
—Pero eso solo traerá baja de personal.
—Y si eso sucede tratarán de reclutar niños mediante la adopción. No, ya comenzaron, el aumento de peticiones me había parecido extraño.
—Si cumplen con los requisitos no podremos evitar que se los lleven.
—Nosotras no pero los niños sí, ellos tienen la última decisión.
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Sin/Una
Short StoryPaulo y Leonardo son dos huérfanos que han crecido como hermanos en el orfanato Esperanza. Tras leer un libro Paulo decide cumplir con la última voluntad del autor y Leonardo lo acompañara pero ¿Qué será lo que quieren evitar? Su aventura aún no a t...