El tío que jamás pedí tener

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-- Entonces, ¿mamá podrá estar en mi primera caza? --, Jin Ling preguntaba a Guangyao quien lo veía con una sonrisa cálida

Contesto, --Por supuesto A Ling

-- ¿Puedo informarcelo? --, pregunto con ojos brillantes ante la emoción de decirle a su madre, que ahora tendrá el poder para protegerla

--Claro, pero mejor mañana, hoy ya es tarde, recuerda que el estado de tu madre es delicado --, su tío aconsejo acompañándolo a la cama. El menor asintio sonriente mientras abrazaba a su Pixiu de peluche, mañana sería un día emocionante, fue lo último que pensó antes de caer dormido

A la mañana siguiente corrió impaciente sin esperar a su tío, había robado nísperos de la cocina para contrabandear para su madre, ella amaba los nisperos

Un plato roto fue lo primero que escucho cuando se asomo a la habitación de su madre esa mañana, sus ojos se abrieron al divisar algo rojo en las sábanas.

Rápidamente soltó la fruta corriendo a auxiliar a su madre, una sirvienta lo tomo del brazo antes de que él pudiera tocarla.

No podía escuchar nada más que el latido de su corazón desenfrenado, ¿Porque no lo dejaban? ¿Acaso no lo saben? Él es un cultivador puede curarla, si, su núcleo es débil aún, pero el puede curarla, está seguro de poder curarla, el debe de salvarla.

Lo siguiente no lo recuerda con exactitud, solo sabe que estaba en un lugar, posiblemente en la habitación de alguien, ya que, había una persona dormida sus ojos estaban desenfocados, no reconocía quien era el que dormitaba. Pero, era hermosa, su piel a pesar que empezó su descompocision, el maquillaje lo cubría bien, era hermosa y tan frágil, como una muñeca de las que venden en el mercado. Su cabello lacio completamente negro coloreaba la almohada blanca, lo cual era un error, su secta debe de ser dorada, ¿Porque usan colores fúnebres ante una persona tan bella?

Vio su vestimenta. Blanco. Oh entonces, ella debe de ser su madre.

Muchos se acercaban a él pidiéndole condolencias, mientras que a sus espaldas podía escuchar sus verdaderas voces 
"Es una lastima", susurraban "una verdadera lastima","que se podría esperar de alguien maldito"... "solo era cuestión de tiempo", supuso que era cierto, solo era cuestión de tiempo que él pudiera ser más fuerte, pero no pudo lograrlo, pensaba. Si tan solo, hubiera sido más ...

Maldito era la palabra que abundó por tres días en los que su madre estuvo a la vista, para que fuese honrada. Sin embargo, no podía negarse ante esa afirmación. Hijo maldito, si, eso encajaba perfectamente con su descripción, aceptó.

Su padre había muerto por culpa de un zorro de nueve colas una criatura salvaje e hirracional. Su abuelo había fallecido dos años después. Además que su madre al dejar escapar a la criatura fue puesta en confinamiento y sufriendo de una horrible contaminación que aquel oscuro ser le había sembrado, varios sanadores trataron de quitarle la maldición, pero el hechizo era demasiado complicado, quitándole fuerzas y arrastrándola a la locura poco a poco, hasta el punto de ya no reconocer a su propio hijo. Le susurraron aquellos fantasmas  con cada día que pasaba encerrado en esa habitación, con aquella mujer, que tanto había anhelado conocer.

Lo único que agradecía era el haber tenido a Jin Guangyao como su cuidador, pues gracias a él su madre vivió bastante tiempo gracias a la música de sanación que tocaba con su Guqin para ella, a pesar que cada visita que él hacía, ella jamás lo miraba o simplemente balbuceaba cosas incoherentes, pero siempre atribuía a su cansancio.

Vio con detenimiento el peluche de pixiu que sostenía en sus manos, aquel muñeco fue lo último que tuvo de ella, la última sonrisa que pudo apreciar antes, de que se apagará por completo.

Mi Kyubi no KitsuneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora