Ciento ocho,
mi querido ciento ocho,
número sospecho y misteriosos,
cuidado de decirlo en público
que te tiran al río.
Nos llaman personas confundidas,
amorales, locas, enfermas, perdidas,
nos dan la típica frase
"es solo una fase, ya se te va a pasar",
yo también pensaba lo mismo,
créeme.
Ciento ocho son mis pecados
que me quedan por contar
y ciento ocho son los pecados
que me quedan por cometer,
los cuales en su momento pagaré
ante el Señor sin rostro.
Ciento ocho son mis pecados,
pero ciento ocho son los que cometerás
antes de besar la hermosa tierra
y dormir en una hermosa cama de madera,
con maquillaje mal hecho
y lamento de personas que te querían
que ya no podrás escuchar.
No tomes esto a mal,
pero saca tu vida de la mía,
saca tu biblia de la mía,
saca tu religión de la mía,
saca tu sexualidad de la mía,
saca tus oraciones de las mías,
no necesito que reces por mi alma,
reza por la tuya,
yo nunca te tiré piedras,
pero vos levantaste la primera,
como si estuvieras libre de pecado
y enseñaste a generaciones
a hacer la misma cosa.
Ciento ocho placeres he de tener
antes de morir,
ciento ocho amores
y ciento ocho desamores,
habré de llorar un par de más
y habré de vivir unas ciento ocho veces
para encontrar a mi amor,
pero nunca cambiará lo que soy
y ningún sacerdote
de mucha habla y linda sonrisa
va a sacarme
mi hermoso número ciento ocho.
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Escritos disparejos
RandomLee pues, no te vas a arrepentir, dale pues, sin miedo al éxito. DALE BRO LEE PUEES AAAA