Lo que fácil viene, fácil se va

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La verdad mi vida nunca ha sido interesante, pero nunca imagine que una persona en la que yo confiaba, en la que yo depositaba todo mi amor, terminaria en golpes, en abuso.

Mi madre definitivamente cambio de la noche a la mañana. No entendia por que mamá no me habia dejado verme cuando salimos de la casa. Y es por que definitivamente, Stephen me había convertido en un mounstro.

El día se paso demasiado lento, gracias a Dios, pude dormir mucho pero me aterraba que podia decir mi jefe al verme.

Mi má entro a la habitación, y se sento a la orilla de la cama.

-Vane, creo que es hora de que hablemos- Dijo de manera seria.

-Si mamá.- Dije cubriendome con las sabanas. La verda es que no me gustaba nada de lo que pintaba esto.

-Mira cariño, no soy quien para poderte prohibir que estes con alguien, pero lo que hio este chico, es imperdonable, creo que deberias de entender que esa relación debe de terminar. No puedo creer de lo que fue capaz este chico la noche anterior- Dijo bastante molesta- Cariño por favor, deja a este chico. Suficiente tienes con lo del Abogado y las amenazas como para que este chico te de dolores de cabeza -Dijo suplicandome.

-Esta bien mamá lo pensaré.-Dije no tan segura, yo de verdad amo a Stephen.

Mi madre salio de mi cuarto, e intente volver a dormir.

Mis sueños se basaban en lo mismo, los golpes propinados por Stepen, pero en el ultimo instante nadie llegaba a mi rescate, hasta que yo gritaba y pataleaba, una figura conocida le pegaba a Stephen, y me levantaba y me llevaba en brazos, no podía ver su rostro, su voz me reconfortaba.

Desperte llorando y sudando frio.

El día siguiente llegó y con ello Cesar en la puerta de mi casa puntual a las 7:30 am. Intente cubrir lo mejor que pude los moretes, pero no estaba tan segura de si podía evadir miradas fisgonas.

-Buenos días señor-Dije en tono alegre.

-Buenos días señorita.- Dijo contestandome alegre, no se dió cuenta, lo cual me recomfortó pues sabia que por el momento no se iba a dar cuenta.

-Que tal tu día libre, ¿qué pasó, por que no llegaste ayer a la oficina?-Pregunto Cesar de lo más tranquilo.

-Pues un poco cansado, la verdad es que ante ayer me caí en las gradas de la casa y pues pare en el hospital.-Dije convincente, pero solo quería cambiar de tema.

-Ya veo, espero que te encuentres mejor- Dijo mientras arrancaba el carro.

-Gracias. Me siento con mucho sueño tuve muchas pesadillas pero ya quiero tener la mente ocupada- Dije por que es cierto, necesito tener mi mente en algo y no pensar en él.

Al llegar a la oficina todo se miraba normal. Mi jefe no se encontraba ya que estaba en una audiencia que empezaba muy temprano.

-Vanessa, saldré por que tengo que ir a comprar unas cosas y quede de ir a dejar unos memoriales entonces creo que saldré, me llevare a Jaime, y ya sabes que Cesar queda a tu pendiente.- Dijo viendo el reloj- POR TODOS LOS SANTOS! Debo irme, no dudes en escribirle a Roland o a mi si necesitas algo, ya se te dejo los documentos que necesita Rol para la audiencia del jueves.- Dijo casi cerrando la puerta.

-Me pondré a ello, no se preocupe- Dije contenta, un día tranquilo sin mis jefes en la oficina, pinta para bien.

Las horas pasaron y no me fije que un poco de los moretes comenzaban a verse por el hecho que había demasiado calor. Justo en ese momento entró Cesar con un menú en cajita de Niño de McDonalds.

- Para La Niña enferma- Dijo muy cariñoso, pero al verme sus ojos se encendieron en ira.

-Gracias Cesar, eres demasiado caballeroso- Dije tomando la caja.

Cesar era muy astuto y al darme la caja bajo un poco de la manga que llevaba, y vio uno de los moretes. Comenzó a delinearlo con sus gruesos y ásperos dedos. Su tacto me resultaba suave y cálido. Me sentía nerviosa, el se iba a dar cuenta que Yeni

-Con que te caíste eh?- Dijo tratando de aliviar un poco el ambiente.

-Si, soy muy torpe, las escaleras son algo empinadas- Dije tratando de hacerme la desentendida.

-Sabes, hasta donde mi memoria me lo permite, las escaleras no tienen dedos como tus golpes- Dijo viéndome seriamente.

-Este, es que fue- Dije nerviosa, sabía que no podía engañarlo- Fue en una de las esquinas- Dije rápidamente, genial no tenías otra excusa.

-Mira Vanessa. Yo solo busco tu bienestar, dime ¿Sufres de violencia doméstica?- Dijo ya más tranquilo.

-No- Dije preocupada, no me gustan los interrogatorios.

-Vanessa, tu seguridad es primero- Dijo más serio. -Hay alguien en tu vida que te maltrate- Dijo acercándose más.

Nerviosa me fui para la pared y allí fue donde el se acercó mucho a mi.

Su perfume invadía todo mi espacio y su presencia me inquietaba, me sudaban las manos, César puso su mano en mi barbilla haciendo que lo viera. En sus ojos vi preocupación. Cesar era muy guapo, la verdad es que yo nunca me había sentido como me siento cuando el esta cerca y cuidándome, me siento protegida. Mi estómago siente un vacío cuando me deja en casa, y no quiero pensar que me gusta.

-Vanessa, mírame por favor y dime que esto no te lo hizo alguien- Sus ojos radiaban furia.

-Confía en mi- Dije en un hilo de voz

-Que estás haciendo conmigo- Dijo en un susurro antes de retirarse a su puesto.

Eso me dejo helada.

The BodyguardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora