—Y el beso fue tan dulce, tan tierno —dijo con un pequeño suspiro— de pronto sus manos rodeaban mi cintura y yo lo abrace aún más. Ay debo estarme volviendo loca
—Amiga —se acercó a ella colocando la mano sobre su hombro— creo que te has enamorado de ese hombre y en muy poco tiempo
—Pero eso es imposible. Casi no lo conozco, no sé más de él y...
—Y el amor es así amiga, llega de pronto y sin darte cuenta —dijo sentándose frente a ella— ay, Serena ya te dije que debes abrir tu corazón, dejar el pasado atrás y darle una oportunidad al amor
—Pero debo pensar en Chibi Chibi ¿y si las cosas no funcionan con Seiya y ella se encariña con él? —Dijo pensativa— no puedo lastimar a mi hija de esa forma
—¿Y si es todo lo contrario? ¿Qué tal que las cosas funcionan tan bien que la niña se vuelve su hija?
Suspiró poniéndose de pie— ¿Y si nos rompe el corazón?
Se acercó a ella abrazándola— Si eso pasa entonces lloraras un día y al siguiente volverás a empezar. Eres una mujer fuerte, Serena. No puedes dejarte vencer cuando aún no empieza la lucha
Sonrió sutil— Eres la mejor amiga que pude tener
—Ya sabes que siempre podrás contar conmigo, pero no me gusta verte así de dudosa. Tu eres fuerte, segura y si le gustas a Seiya es precisamente por eso además de bonita claro está —sonrió pellizcando sus mejillas— además a ti te gusta mucho Seiya y debe tener algo más que bueno ya que nunca te había visto así por ningún hombre, ni siquiera por Darien
—Bueno es que es poco el tiempo que llevo de conocerlo, pero cuando estoy cerca de él me siento diferente no sé cómo explicarlo —dijo pensativa— y la manera en cómo habla con Chibi Chibi, como se entiende con ella
—Entonces ya no lo pienses más, dale una oportunidad y recuerda que "el que no arriesga no gana" y con ese hombre seguro ganaras —dijo con una sonrisa al momento que sonaba el timbre— ay yo voy
—Gracias —dijo limpiándose el rostro pues se sentía algo abrumada, pero era verdad Seiya podria ser una buena apuesta y ganar, pero tendría que pedir la opinión más importante: la de su hija.
—¡Amiga! —gritó Mina desde la sala— ¡Ven, corre!
Aquello asusto a Serena ¿acaso le había ocurrido algo? Solo por eso podría gritar de esa forma— ¿Qué paso?
—Mira nada más —dijo haciendo a un lado dejando ver detrás de ella un enorme ramo de rosas blancas y rosas y a un lado un peluche de un dinosaurio con una margarita— es de cierto vecino, ven, ven lee la tarjeta
Sintió ganas de llorar al ver aquellos regalos. Se acercó a ellos tomando la tarjeta, tenía en una perfecta caligrafía el nombre de su hija y el de ella.
—¿Qué dice? —preguntó impaciente, Mina.
La volteó sonriendo al leer lo que había en ella— "Hermosas señoritas, espero sean tan amables de aceptar mi invitación para la cena de vísperas de navidad. Las espero a las ocho en punto"
—Obviamente tienes que ir —dijo Mina feliz por su amiga.
—Pero ya habíamos quedado que vendrías, le voy a decir que tú también puedes venir
—¿Qué? Estás loca, no te preocupes me iré con mis padres y ya después me dirás como te fue con él
—No, Mina —Dijo con seriedad.
—Si, Serena —dijo con determinación— no tengas miedo, disfruta el momento y déjate llevar ¿Qué más pruebas quieres de que le interesas? Lo traes loquito y no solo tu si no ella también —dijo mirando a la pequeña que venía con su pijama de conejitos y jalando su peluche.