Jugando con la paciencia de Xiaojun

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El pequeño alfa solo tenía tres cosa en mente en ese mismo momento; un buen baño, seguido de una larga siesta y terminando con una buena cena. Quizás en la noche se quedaría despierto pasándose algún videojuego, o terminando una serie.

No importaba, ya tendría tiempo de decidirlo. Por lo pronto se dirige al baño a cumplir el primer objetivo de su lista.

Pasa al cuarto de baño, cierra la puerta, abre la llave del agua y empieza a quitar las prendas en su cuerpo, claro, sin olvidar antes dejar una muda limpia en el estante.

Una vez todo listo entra a la ducha sin perder más tiempo.
Siente el agua tibia recorrer todo su cuerpo, mojando cada hebra de su cabello y destensando cada músculo de su cuerpo.

Soltando un suave suspiro de satisfacción toma el shampoo con el aroma que tanto ama; melón y miel, una combinación curiosa que le recordaba al perfume de su madre, lo ayudaba a sentirse en paz.

Masajeó muy bien su cuero cabelludo a la vez que tarareaba una nueva canción que escucho en el dormitorio de sus hyungs. Finalmente lo enjuagó y optó por por utilizar una crema de enjuague de la misma marca.

Mientras el producto ya puesto en su cabello hacía su trabajo, el joven alfa empezó a enjabonar su cuerpo, pasando el jabón con una pereza digna de día domingo.

Todo iba bien, tal como lo planeo desde la mañana, hasta que un gran chorro de agua helada cayó sobre su cuerpo, sacándolo totalmente de su ensimismamiento y erizando cada bello en su cuerpo.

Identifico dos delgadas figuras al otro lado del cristal polarizado de la ducha. Podía deducir, no, podía afirmar que una de ellas era perteneciente a Yangyang, mientras que la otra quedó en duda hasta escuchar una infantil risa, Shotaro.

¿Que hacía el japonés menor ahí? No tenía ni la mínima idea, pero estaba seguro de que había sido arrastrado a realizar aquella travesuras por el pequeño diablillo de Liu, quien el parecer adoraba corromper sus escasos momentos de tranquilidad.

Soltó el gruñido más grave y fuerte que su melodiosa voz le había permitido, logrando el objetivo de "espantar" a los menores del baño, aunque aún así podía oír sus irritables risillas.

Estaba enfadado, pero decidió simplemente calmarse y volver a lo suyo, una travesura de esos dos no arruinaría su preciado tiempo libre.

Termino más rápido de lo planeado su baño, secó su cabello y cuerpo con dos suaves toallas y por último se colocó las prendas antes elegidas, solo consistían en un pantalón de algodón algo gastado y una camiseta manga larga robada del armario de Sicheng.

Salió del baño y emprendió camino hacia su cuarto compartido con Hendery, encontrándose con los dos pequeños seres que menos quería ver en ese momento.

—¿Que mierda hacen aquí?

No es que le molestase que los menores se paseen por su dormitorio o invadan su cama. Tampoco era un monstruo sin corazón ni cariño para cachorros.
Pero exactamente ese día, en ese momento, y luego de esa travesura, prefería estar solo.

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—Veníamos a hacerte compañía un rato.— respondió el medio alemán, con una sonrisa de niño bueno que ni el mismo se creía.

—No los quiero aquí hoy, largo.

—Vamos, Hyung, solo fue una pequeña bromita, no se enfade.— el japonés colocó su típica carita de perrito mojado, con un adorable puchero decorando sus bonitos labios, siendo seguido por el chino al instante. Mierda, si que sabían jugar con él.

—A la primera que me molesten se van, ¿Entendido?— ambos asintieron efusivamente al conseguir su objetivo de manera rápida.

Se recostó en medio de los dos cachorros, siendo sofocado al instante por un incómodo abrazo de estos.
Prefirió no decir nada y quedarse quieto esperando a que ellos caigan dormidos para poder moverse a la cama de Hendery. Sabía que si lo hacía ahora Yangyang haría un berrinche que no se veía con fuerzas de soportar.

En Manada // NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora