LEVEL 13

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Mina:

"¿Quieres venir hoy a mi casa?" preguntó Momo en cuanto llegué al salón de clases.

"Buenos días también para ti, Momo" dije.

"¿Tomo eso como un sí?"

"¿Por qué quieres que vaya hoy a tu casa?" pregunté.

Momo se encogió de hombros.

"Somos amigas y quiero que conozcas a mi familia" respondió.

Me sentí extraña al escuchar la respuesta de Momo. Desde hace mucho tiempo no tenía alguien a quien pudiera llamar un amigo; me había alejado del mundo y solamente me concentraba en los videojuegos.

"¿Tus padres están de acuerdo?"

Momó asintió de forma efusiva.

"De acuerdo" accedí. "Solamente tengo que avisar a mi familia."

La sonrisa de Momo era amplia y llena de emoción, como una niña pequeña a quien le habían dicho que le comprarían algo que siempre había querido. No pude evitar sonreír también por ella, por ambas.

El primer bloque de clases siempre era interesante y era el momento en el que intentaba poner la mayor cantidad de atención; poco a poco me fui dando cuenta de que mi apatía era lo que me cegaba para tomar clases y me hacía ver todo como si fuera lo más aburrido del mundo.

Momo comenzó a arrojarme pequeños trozos de papel para llamar mi atención.

"¿Qué quieres, Momo?" susurré.

"¿Puedes pasarme los ejercicios?" me pidió. "No voy ni a la mitad y ya va a ser hora del descanso."

"¿Y qué tiene que vaya a ser hora del descanso?"

"¡Hoy es martes!" respondió mi amiga. "¡Es día de tacos!"

Por alguna razón, los días de tacos o de pizza siempre traían a los estudiantes vueltos locos. Era un pequeño escape de la rutina y la oportunidad de disfrutar comida no insípida de la cafetería.

"¡Por favor, Minari!"

"No me digas Minari."

Deslicé mi cuaderno lo suficiente para que se viera desde la banca de Momo, mi mano seguía agarrando el cuaderno por si el profesor volteaba a vernos.

"Por cierto, no creo estar bien" dije.

"¿Y me lo dices ahora?" preguntó ella.

"Sabes bien que no se me dan las matemáticas, Momo" señalé.

"A mí tampoco, entonces supongo que no importa" dijo.

Terminó de apuntar y se levantó a ser revisada; una vez ella volvió yo me puse de pie.

"Señorita Mina" dijo el profesor. "No esperaba que se levantara."

"Tal vez empiezan a interesarme las matemáticas" dije de forma sarcástica.

El profesor comenzó a hacer anotaciones y a circular las respuestas que estaban correctas.

"Siga esforzándose" dijo.

Volví a mi banca y esperé a que el timbre anunciara el descanso.

"Nunca te había visto tan emocionada por un martes de tacos" señaló Momo.

"Los tacos no me importan" dije. "Hablaré con ____."

"¡Cierto!" exclamó. "Le pediste almorzar juntos ayer."

Seguía sorprendida de mi osadía para pedirle almorzar juntos, quizá comenzaba a salir de mi zona de confort y me empezaba a sentir más segura de mí misma.

Gamer Love (Gold Edition)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora