Mєdιυm βlυєs

Capítulo 5: Pollo frito embrujado

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Capítulo 5: Pollo frito embrujado

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—¿Te lo robaste?

—¿Crees que tuve tiempo de robar un súper después de salir del hospital? —preguntó Wei WuXian, mirando a su hermano como si la pregunta lo hubiese ofendido, no le ofendió.

—No lo sé, es una gran cantidad de dinero para que de repente lo tengas tú.

—¿Vas a tomarlo o no? Porque si no es así, puedo usarlo en otra cosa.

Jiang Cheng rápidamente cogió los trecientos dólares. En realidad no los necesitaba tanto como Wei WuXian, pero ahora al menos tendría una cosa menos con la que atosigar a su hermano. Wei WuXian miró su reloj. Ya casi era hora para que cerrara, y aun cuando había tenido más trabajo de lo usual, aun así fue un día bastante lento.

—Ya tengo que cerrar. Tengo una cita.

—¿Qué? ¿Dónde?

—Su nombre es Wen Qing —dijo—. Y hay algo que ella quiere que haga.

—¿Esa Wen Qing? —preguntó, con la mandíbula casi en el suelo.

—¿Qué con ella? —preguntó Wei WuXian, parpadeando a su hermano un par de veces.

—Realmente necesitas conocer mejor a la gente. Ella es una reconocida cirujana plástico.

—Oh —dijo Wei WuXian. Se preguntó si su hermano realmente pensaba que eso era excitante, o si había otra razón para saber quién era su próximo cliente.

—¿Puedo ir contigo? —pidió.

—¿Quieres venir conmigo a una lectura? ¿Hablas en serio? ¿Qué está mal contigo? ¿Cuál es tu interés en Wen Qing?

Jiang Cheng retrocedió rápidamente. —No tengo ningún interés en ella —dijo bruscamente—. Tengo curiosidad por ver cómo es que te estás ganando todo este dinero.

Wei WuXian le entrecerró los ojos. —No puedes venir conmigo, pero si le escribes una nota pidiéndole una cita, yo se la podría dar.

Jiang Cheng se levantó bruscamente, haciendo que la mesa con la comida que estaban disfrutando se agitara. Wei WuXian acostumbrado a huir de su hermano huyó al lado opuesto, cambiando de dirección cada vez que lo hacía su hermano.

—¿Qué tal una notita con dos cuadritos? ¿Uno que diga 'sí' y otro que diga 'no'? ¿Y con una fotito de paso?

Jiang Cheng cogió una rebanada de pastel de arroz y lo miró fijamente.

—No te atrevas —dijo Wei WuXian, levantando su mano para intentar detener a su hermano de tirarle la comida. Aunque podría ser muy tarde para eso. —¡No te atrevas!

Su hermano sí que se atrevió y le tiró el pastel con tanta fuerza que le salpicó la parte delantera de su camisa blanca. Y como el pastel ya estaba un poco revenido éste explotó regando la carne de cerdo que contenía y que engrasó el lugar donde fue a caer. La discusión perdió su tensión cuando ambos vieron los restos de comida caer inofensivamente al suelo. Los dos comenzaron a reír, por lo que ninguno de los dos se dio cuenta de que alguien se les había unido.

Wei WuXian la vio primero y la reconoció de inmediato. Se preguntó cuánto fue lo que ella escuchó, considerando que todavía tenía puestos sus lentes de sol y miraba a un lado. Su cabello de nuevo estaba peinado hábilmente, aunque esta vez sin las peinetas. Vestía un traje rojo que parecía más masculino que femenino, pero aun así se las arregló para que le luciera bien de todas formas.