Capítulo 9.

95 30 4
                                    


—¿Mark?

El pelinegro miró al castaño, no lo reconoció en un principio porque habían cambiado el orden de las camas y de los muebles, se asustó y su mano fue hacia el mayor, que dormía a su lado, para despertarlo.

Desde la ventana del dormitorio se podía ver una luz fria que venía del exterior, y se concentró en mirarla para no pensar en la oscuridad.

—Mark, Mark.— miró al cuerpo que dormía junto a él, podía reconocer sus rasgos en la penumbra.

Escuchó un murmullo, y el mayor abrazó su cintura entre sueños,  Techno sintió unas cosquillas en su estómago, y algo de miedo, no le gustaba mucho el contacto físico, se apartó lentamente.

—¿Gun?— preguntó Mark, medio dormido, entreabrió sus ojos para ver al pelinegro, que temblaba ligeramente e intentaba salir de la cama sin que lo descubran —Hey, ¿Dónde vas?

Mark se incorporó para estirarse y tomar su mano, notó el temblor que recorrió su cuerpo con el contacto.

—¿Techno?

El pelinegro asintió, sus ojitos lo miraron con un poco menos de miedo que la última vez.

—Tranquilo, iré a encender la luz, quédate aquí.

Se levantó, dejando al pelinegro en la cama, estaba echo una bolita muy cerca del borde, cuando la habitación se iluminó Techno suspiró con tranquilidad y dejó de temblar.

Regresó a la cama y volvió a tomar las manos del otro, viendo cómo se pellizcaba con fuerza sus brazos, aunque no pareciera que lo hiciera a propósito.

—Ya no debes lastimarte así, Techno, ya nadie va a hacer daño, no tienes que hacerlo tú.— dejó mimos en sus manitos —Soy tu amigo, estaré siempre contigo, no hay porqué lastimarse, ¿Sí?

Techno asintió, no dijo nada, sus grandes ojitos lo miraban llenos de brillos.

—¿Tienes miedo?— preguntó Mark, luego de verlo más tranquilo, Techno negó.

—¿Por qué están las camas juntas? preguntó, cambiando de tema.

—Porque con Gun somos muy buenos amigos, y dormimos juntos.

—Yo soy tu amigo... ¿Yo soy Gun?

—Tú eres Techno.— corrigió —Y yo soy tu amigo también, no importa quien seas.

Era normal que los Alters se hicieran pasar por el anfitrión, pero ya no tenía
sentido que fingieran serlo, menos con Mark, que los conocía.

El pelinegro asintió, dándole la razón, Sonrió un poco.

—¿Qué haces despierto, Techno?

—Yo... Quería ver a mi amigo Mark.

—Pues aquí estoy.— dijo, muriendo de ternura por dentro —¿Qué quieres hacer? Podemos jugar con nuestro otro amigo, Bunny, o podríamos comer unos cupcakes de chocolate.— comenzó a asentir, emocionado, Mark no pudo evitar sonreír —Vamos, pequeño Techno.

Sostuvo sus manos para ir a la cocina, lo dejó sentado en una de las dos sillas de la pequeña mesa que formaba el comedor, y buscó en la bolsa de la panadería el último cupcake, que había sobrado del día anterior.

Techno lo comió con gusto y una pequeña sonrisa en sus labios, iba por la mitad cuando se dió cuenta que Mark no tenía ningun cupcake, y sin dudar un segundo le ofreció lo que quedaba.

Mark estaba máss que sorprendido por el gesto, sonrió muriendo un poco de anmor, negó.

—No, Techno, es un regalo para ti, es todo tuyo.

The AltersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora