女の子のもの

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Kokoro al ser la única mujer en el grupo, constantemente sería excluida de algunas actividades. Los chicos necesitaban su espacio, lo cual llegaba a entristecer a la niña, sin embargo ella encontraba la manera de vengarse.

(...)

Todos los chicos del dormitorio se encontraban empacando sus pertenencias, definitivamente la noche sería todo menos tranquila para los jóvenes, saldrían a los bolos o quizás al karaoke, posteriormente recorrerían las calles de Seoul en busca de un agradable lugar para cenar y finalmente todos se aventuraría al dormitorio 127 a una pijamada llena de retos y un poco de alcohol. Los planes sonaban divertidos, era más que un hecho que la pijamada sería epica, pero la cuestión es que aquellos tan divertidos planes solo estaban añadidos los integrantes masculinos del grupo. Kokoro era la única mujer entre ellos, todos amaban y apreciaban a Kokoro pero había que admitir que por más que fuera una sola chica, su presencia ya era más que suficiente para que los chicos se comportarán de una manera más decente de lo normal, mencionar algo en doble sentido o directamente sexual delante de su adorada niña era un pecado. Debido a ello los miembros organizaban de vez en cuando salidas sin la japonesa, sin embargo aquello era algo que no le agradaba para nada, pues que ellos se divirtieran sin ella era como una falta de respeto para la morena.

- Vamos hyung- chilló la de cabello corto jalando del brazo del coreano- solo esta vez y dejo de molestarlos- la chica sacudió de un lado a otro al pobre niño de brazos anchos sin embargo la expresión del mayor seguía neutral.

- Si lavas mi ropa y recoges mi habitación tal vez lo piense- Jeno llevo la mano a la barbilla burlándose de la menor.

Kokoro gritó frustrada. Sus compañeros de nuevo irían a divertirse sin ella, y lo peor de todo es que nunca contaban nada de lo sucedido la noche anterior, sus salidas eran tan secretas que ni chantajeando a Taeyong podía obtener información. Después de aquella vez de ver a Haechan con la muñeca vendada (nada serio por supuesto), se propuso a descubrir lo que sucedia en sus pijamadas.

De último recurso la japonesa se tiró al piso para posteriormente patalear mientras gritaba cosas incoherentes, aunque la situación era bastante divertida los chicos simplemente la ignoraron, la insistencia de la de cabello azabache era demasiada que sabían que si no se apresuraban podría incluso encerrarlos en el baño. En el momento de distracción de la menor, sus compañeros cruzaron la puerta, pero antes de que Renjun pasará el umbral de la puerta, la chica cogió de una de sus piernas impidiendo movilidad.

- ¡No me dejen!- exclamó- te compro un carro- Renjun logró soltarse sin necesidad de lastimarla y sin despedirse ninguno de los chicos cerraron la puerta.

- Esto no se quedará así- pensó furiosa la niña.

(...)

Había pasado exactamente una semana en la que Kokoro mantenía la ley del hielo con todos los miembros, incluso con Chenle el cuál siempre estaba pegado a ella como garrapata. Si algo sabían los miembros acerca de la chica es que a demás de tener un carácter bastante potente, también solía ser muy distante si se lo proponía, aunque nunca antes se le había durado tanto.

Hacía poco que habían regresado del ensayo, era un día normal de trabajo, ninguno de los miembros tenía planeada otra cosa a parte de caer rendido en la cama, sin embargo quedarse en casa no estaba en los planes de la chica. Tan pronto como llegaron, Kokoro se encerró en su habitación para después del lapso de dos horas aproximadamente, salir más cambiada y arreglada que en cualquier otra ocasión. Lucía bonita sin duda, pero cabe recarcar que esas prendar y la hora que marcaba el reloj no agradaba a sus compañeros de piso.

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