Una Dolosa Verdad

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Todo se dio tan rápido que Cesar no tuvo tiempo de avisar nada a nadie, él ya se encontraba en el aeropuerto realizando el famoso check-in de su equipaje para partir en busca de su destino. Unas horas después Cesar aterrizaba en el famoso aeropuerto internacional José Martí de la Habana, no sabía por qué, pero en su pecho había una sensación rara, como si previera que algo malo estaba por suceder.

Recogió su equipaje en la zona destinada para ello, y junto con él caminó hacia las afueras del recinto en donde decidió tomar un taxi que lo condujera a su casa, esa casa tan cerca del malecón de La Habana que había adquirido hacía algunos ya, y a que a pesar de todo jamás había querido vender. Dos cuartos de hora después, a eso de las 6 de la tarde, un agotado César atravesaba la puerta de aquella edificación, sus pensamientos se vivieron interrumpidos por unos ruidos algo extraños provenientes de la habitación principal.

Colocó su maleta en el suelo y procedió a avanzar por aquel angosto pasillo. A medida que se iba acercando a la habitación, el eco de los sonidos se hacía cada vez más claro. Dos voces resonaban, al igual que un par de respiraciones erráticas, al parecer se trataba de una pareja teniendo relaciones sexuales. ¿Pero quiénes? ¿acaso sería?

- Mi amor ¿cuándo vas a dejarlo? - preguntó en un tono de voz algo molesto el sujeto - ya estoy cansado de verte a escondidas.

- Ya te he dicho que no lo puedo dejar por ahora - respondió la mujer con la voz un poco agitada - no en vano lo he aguantado por tantos años como para venir a perder ahora todas las comodidades que él me da, o se te olvida que él es el que paga por todos tus gustos mi vida - añadió esa voz, voz que él conocía bastante bien -

- Lo sé, pero entiéndeme. Odio tener que compartirte - decía mientras dejaba una marca en la piel de su cuello - ¿por qué no hacemos que tenga un accidente? si el desaparece tú te quedas con todo - propuso con los ojos llenos de maldad -

- ¡Estás loco! por como están las cosas yo sería la principal sospechosa y eso no nos conviene, pero no te inquietes, estoy segura de que él también me engaña, así que cuando regrese voy a hacer todo lo posible para corroborarlo. Una vez que tenga las pruebas, usaré eso a mi favor para sacar más ventajas para mi en el proceso de divorcio - dijo cínicamente -

- Esa es mi hembra - dijo atrayéndola más hacia él - ahora voy a hacer que te quedes sin voz de tanto gritar.

Ambos empezaron a acelerar los movimientos, sus cuerpos sentían la excitación apoderarse de ellos.

Sin que se percataran, César había abierto la puerta lentamente y les estaba tomando fotos con su celular. Una vez con las pruebas de la infidelidad de Vivian, guardó el celular en el bolsillo de su pantalón, carraspeó un poco logrando llamar la atención de los amantes, quienes no daban crédito a lo que presenciaban.

- César - Vivian no pudo expresar nada más al saberse descubierta -

- Tranquila, no se detengan por mí ¿eh?, solo quería decirte que voy a presentar la petición de divorcio, la notificación debe llegarte en unos días, estoy seguro de que tu abogado te contactará. - Sin nada más que decir salió de ese lugar, Vivian intentó alcanzarlo, pero para cuando logró colocarse su bata y salir del cuarto ya este se había marchado. Sus planes se habían hecho pedazos. -

César salió de ahí con una mezcla de sentimientos. Su mente trabajaba a mil por horas, en busca de algo de tranquilidad para poder pensar, caminó rumbo a su lugar favorito, en ese lugar siempre encontraba la paz que necesitaba. Sentado en la arena mirando el mar, mientras el aire puro de ese lugar refrescaba su interior, reflexionó en lo que había sido su vida.

MI ADORADO TORMENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora