007. 𝖿𝗂𝗇𝖺𝗅𝗅𝗒 𝗂𝗍 𝗌𝖾𝖾𝗆𝗌 𝗆𝗒 𝗅𝗈𝗇𝖾𝗅𝗒 𝖽𝖺𝗒𝗌 𝖺𝗋𝖾 through

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— CAPÍTULO —
SIETE

"finalmente parece que mis días
de soledad han terminado"

"finalmente parece que mis díasde soledad han terminado"

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Todo estaba oscuro a excepción de una potente luz sobre mi rostro que me obligaba a apartar la mirada cada par de segundos. Podía sentir todo, mis latidos acelerados, los músculos entumecidos, mi cabeza dando vueltas, y todo a causa del miedo.

Pero lo peor fue el dolor. Agudo, constante, y arrasador. Me asaltó desde lo más profundo de mi ser dejándome sin respiración.

Los ojos me pesaban mientras hacía el intento por reconocer alguna cosa a mi alrededor. Entonces mis sentidos fueron despertando lentamente permitiéndome notar las pequeñas cosas como mis manos amarradas a la mesa. Porque sí, estaba acostada sobre algo duro y elevado. También me di cuenta de la falta de sensibilidad, como de adormecimiento en mis piernas, justo antes de recuperar de golpe la capacidad auditiva.

—Ya despertó. —dijo una voz detrás de mí, así que tuve que elevar la cabeza para mirar.

Kaecilius se alzaba mirando más allá de mí rostro sin verse muy afectado por la pelea en el Santuario de Nueva York. No tenía idea alguna de cómo se pudo escapar, pero luego recordé que se trataba de un súper villano. Esos tipos siempre tenían algún truco bajo la manga.

—¿Dónde estoy? —sentí la voz rasposa y la garganta seca. Traté de mover los brazos, pero fue en vano. —¿Qué me estás haciendo?

—Estuviste meses sirviendo para un simple propósito y ya es hora de que acabe tu tarea.

Mi cabeza se puso a trabajar rápidamente actuando por instinto, veloz y certera. La única razón por la cual Kaecilius me necesitaba era para obtener a mi hijo, eso era todo. El sólo pensamiento bastó para entender lo que estaba pasando.

Claro que sentía miedo, pero también me embargó otra sensación muchísimas más fuerte.

—Te juro que voy a matarte si le haces algo a mi hijo. —hablé con los dientes apretados.

—Strange no es el único médico que recurrió a las artes místicas. —dijo él en cambio. —¿Sabías que en promedio una cesárea puede durar solamente siete minutos?

La palabra cesárea fue como una afirmación contundente que envío una alarma por todo mi torrente sanguíneo. Apenas podía sentir los dedos de los pies, por lo que debían tenerme anestesiada. Ser una bruja cambiante servía para canalizar la magia en mi cuerpo con el único objetivo de transformarme. Los hechizos elaborados estaban descartados por obvias razones al haber elegido este modo de vida. Pero lo que muchos ignoraban era que aún éramos capaces de realizar ciertos actos mágicos, hechizos tan básicos que cualquier bruja aprendía hacía sin mucho esfuerzo.

𝗣𝗨𝗥𝗣𝗢𝗦𝗘 | 𝗌𝗍𝖾𝗉𝗁𝖾𝗇 𝗌𝗍𝗋𝖺𝗇𝗀𝖾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora