doce

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— ¡Mina! ¡Mina, no! ¡Myōi!

El grito distante algo ahogado de Jeongyeon fue lo que la despertó, extrañada por la ausencia del cuerpo de su compañera durmiendo sobre élla, tal como recordaba de la última vez, miró su mano para notar que ya no estaba unida a la de Jeongyeon.

Miró alrededor con ojos muy abiertos, la arena se hundió debajo de su cuerpo, la notó sobre sus ropas negras de siempre, del primer día, de lo que recordaba.

— ¡Mina!

Escuchó golpes y miró el desierto a su alrededor, hasta que la encontró, metros lejos de élla.

La caja de cristal.

Y élla estaba afuera.

Pero Jeongyeon no.

— Jeongyeon... — se levantó de golpe, la chica estaba adentro, corrió hacia élla.

Lo vió golpear el vidrio desde adentro, de rodillas, vió sus hombros sacudirse con el llanto.

— ¡Jeongyeon! — Mina golpeó el cristal, por dentro estaba aterrada, escuchó al menor llorar, el vidrio apenas ahogaba un poco el sonido, a pesar de que parecía muy grueso.

— ¡No me ibas a dejar! ¡Lo prometiste! — golpeó el vidrio con fuerza, y claro que nada pasó— ¡Saliste! ¡Me dejaste! ¡Lo prometiste, Mina, lo prometiste! — lloró, sin dejar de golpear el cristal.

— ¡No me iré! ¡Yo no salí! ¡No sé qué hago aquí!— Mina negó, posó su mano sobre el vidrio, donde, del otro lado estaba la mano de Jeongyeon— ¡No me iré hasta que pueda sacarte de allí!

La menor tenía la cabeza gacha, temblaba completamente, apartó su mano del vidrio para llevarla a su pecho, abrazándose a sí misma.

— No respiro.... — murmuró, aunque Mina la pudo escuchar y sus ojos se abrieron con pánico.

— ¡Jeongyeon, Jeongyeon! — se arrodilló frente a élla, golpeó el vidrio para llamar su atención, la menor la miró con expresión dolorosa, su rostro estaba empapado en lágrimas—. Mírame, sólo mírame y todo estará bien...

Un viento fuerte azotó los cabellos de Mina, y algo de arena voló, raspando su piel al descubierta, de la nada, todo se había vuelto gris y oscuro de nuevo.

Escuchó la lluvia comenzar a caer, y miró confundida hacia arriba de la caja, una nube negra sobre esta, escuchó unos ligeros golpes y se volteó de nuevo hacia Jeongyeon, quien seguía con problemas para respirar, pero quien ahora tenía el cabello mojado, los hombros, la ropa.

Mina tardó en entender, tardó en ver.

Estaba lloviendo dentro de la caja.

Jeongyeon miró a sus pies con miedo, el agua ya había llenado los primeros centímetros de la caja, y la lluvia caía con fuerza sobre élla.

— Jeongyeon, Jeongyeon... Tranquila— la llamó Mina—. Mírame, sólo mírame.

Sus asustados ojos se encontraron con los de Mina, que también tenían pánico en ellos.

— S-Se va a llenar.... Se va a llenar de agua— murmuró, su voz sonaba más aguda por causa del miedo.

— Jeongyeon, mírame, que no pasa nada... — Mina intentaba calmarla con todo su esfuerzo, pero ni siquiera élla estaba calmada para que funcionara, alguien asustada no podía tranquilizar a alguien asustada— ¿Sabes nadar?

Jeongyeon negó, el agua había pasado sus tobillos.

— Mueve las paredes, para que no suba.

Jeongyeon se levantó y se acercó a la otra pared, intentó avanzar, su pie terminó en el vidrio, pateó el cristal varias veces.

— ¡No funciona!

Retrocedió, el agua crecía demasiado rápido, ya estaba por debajo de sus rodillas.

Sintió su pie atascarse en algo, al mirar, no había nada, pero parecía que estaba pegado al suelo, intentó despegarlo del suelo, pera se sentía clavado, se vió incapaz de mover ninguno de sus pies.

— Mina... — llamó, a la unica que conocía y que creía que podía salvarla, en su interior—. No puedo moverme...

Sollozó, mientras el agua subía y subía.

Mina miró con impotencia la caja, comenzó a llorar porque no sabía qué más hacer, en un ataque desesperado, comenzó a golpear el vidrio con toda su fuerza, con sus puños, con su cuerpo completo, hasta cansarse y sollozar con dolor, todo su cuerpo dolía, todo su ser.

— ¡Mina! ¡Mina, para!

Entre sollozos, miró a Jeongyeon, el agua llegaba hasta su pecho, la menor le sonrió de forma penosa y negó.

— Ya... No, no te esfuerces, te haces daño— murmuró—. Gracias, por todo.

Mina negó.

— No voy a dejarte, no voy a dejar esto así.... Voy a sacarte de aquí, Jeongyeon, yo debo...

— No se puede romper— Jeongyeon negó, el agua llegaba a sus hombros—. Vete, déjame... No me veas.

— No lo haré.

— Mina— sorbio su nariz—. No quiero que veas... No te hará bien... Huye.

— ¡No voy a dejarte! — lloró—. Jeongyeon, no... — sus piernas temblaron, apoyó sus manos en el vidrio, la caja ahora parecía una pecera gigante.

— Te amo, Mina— dijo, cuando el agua estaba a la altura de su cuello—. Con todo mi corazón, te amo, no lo olvides...

Mina apoyó la frente en el vidrio, el llanto no la dejó responder, cerró sus ojos con fuerza, sus manos en puños para aguantar la furia, escuchó el agua agitarse, escuchó a Jeongyeon luchar por última vez, hasta que todo quedó en silencio de nuevo, y hasta la lluvia se detuvo.

Lovely | 𝐉𝐞𝐨𝐧𝐠𝐦𝐢 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora