disiciete

138 12 3
                                    

Fueron días de paz, noches de dormir abrazos con miedo de lo que podría ocurrir al otro día, más que sentirme mejor, se inquietaban, como si de un momento a otro hubiera un peligro nuevo.

Jeongyeon solía llorar cada tanto, y Mina sólo la abrazaba, la menor tenía un corazón de vidrio, mientras tanto, la mayor aceptaba tener una cabeza de piedra, para soportar todo aquello con tanta frialdad, pero por dentro, su corazón era igual que el de Jeongyeon.

Fueron días de monotonía, días de paranoia, y Mina estaba cansada de ver a Jeongyeon asustada todo el tiempo mientras esperaba, que estuvo a punto de gritar que pasara algo de una puta vez.

Aunque fue una mañana, que despertó sola, y con golpes desde el exterior de la caja, en la cual por fin su paranoica paz terminó.

Sus pestañas se sacudieron, abrió sus ojos con cansancio, sintió frío y notó que Jeongyeon no estaba entre sus brazos, así que se levantó de golpe, sintiendo su cabeza girar por el movimiento tan brusco.

Sus ojos tardaron en enfocarse en la figura afuera de la caja, que golpeaba el vidrio.

— ¿Jeongyeon? — murmuró, reconociendo su tono de la rubia primero, se levantó, sus piernas comenzaron a temblar cuando notó que estaba sóla.

— ¡Mina!

—Jeongyeon, Jeongyeon... Tranquila— se acercó al vidrio, apoyó la palma en este, del otro lado Jeongyeon imitó el gesto, quedando tan lejos y tan cerca, separados por un cristal.

La menor lloraba, y negó.

— N-No quiero verte pasar lo que yo— murmuró, negando.

— No me pasará nada— dijo la mayor, en sus venas sentía la adrenalina correr, como si su cuerpo se estuviera preparando para pelear—. No importa lo que pase, Jeongyeon, no moriré... No veas si se pone feo, pero no te voy a dejar.

Jeongyeon abrió su boca para decir algo, no sabía qué, así que dudó, y sus ojos se iluminaron de golpe, su expresión cambió a una de miedo, y se alejó del vidrio unos centímetros.

Mina miró sobre su hombro, a unas furiosas llamas de fuego, altas hasta tapar su vista de la luz, que avanzaban devorando el colchón que seguía siendo el suelo.

Comenzó a sudar frío.

— ¿Mina?

Se volteó hacia la menor, quien la miraba con pánico.

— Jeongyeon... Voy a estar bien, recuérdalo— habló con seguridad, haciendo que la menor asistiera.

Y en verdad sólo esperó en silencio a que las llamas llegaran, escuchó a Jeongyeon llorar fuera de la caja, llamando su nombre cada tanto, pero en verdad no había nada que decir.

El calor creció antes que las llamas, y comenzó a sudar se forma excesiva, respirando de reforma agitada para intentar regular un poco su temperatura.

Cuando las llamas estuvieron a menos de un metro de ella ya estaba algo mareado por el calor.

Y ya cansada, caminó hacia el fuego, sus ropas negras se encendieron, y a lo lejos escuchó los gritos de Jeongyeon para que no lo haga, pero quería demostrarlo, necesitaba demostrar que eso no le haría daño.

El calor lo estaba ahogando, pero, parado en las llamas, notó que en verdad no lo quemaban, sus ropas si se deshacían, en algunos puntos, hasta su piel se había puesto negra, pero no sentía dolor.

Cerró sus ojos y respiró profundamente, llenando sus pulmones de aire, notó que era fresco, no lo hacía toser, no lo asfixiaba, no era nada letal.

Agitó sus manos sobre las llamas, estás se movieron pero sus ojos se abrieron de golpe al verlas como una imagen de baja calidad al recomponerse.

Lo hizo de nuevo, en algún punto dejó de funcionar, pero lo había visto, como un error de programación, un leve detalle que no se había podido configurar a tiempo.

— ¡¡Minari!!

— ¡Jeongyeon! ¡Estoy bien!

Bajó la vista a su cuerpo, su ropa estaba casi completamente quemada, y había desaparecido, pero lo que no pudo pasar por alto fue que en que podía considerar que sus pantalones se habían transformado en una especie de shorts, y no se quemaban más allá, cosa que no tenía sentido si las llamas llegaban hasta ahí.

— Censura... ¿Qué mierda? ¿Es un programa de t-? — su cabeza estaba trabajando a mil, intentando juntar los cabos—. Esto es falso... Esto no es real... Y es más que eso.

Miró alrededor, sobre su cabeza encontró la luz entre las llamas más altas, y por primera vez no lo vió como un sol, sino como un reflector.

— Se aburren... Y pasa algo nuevo... No, no se aburren ellos, se aburren todos los que ven...— murmuró—. Todo es falso... Esto no es experimento tonto, es más que eso... ¡Es un puto show!

Su mirada acosadora intentaba encontrar al menos una cámara, hasta que supo que no la había porque ese mundo que veían no era real, recordó que en algún lado del mundo real, estaba conectado a una fuente de alimento y de agua, dormida, conectado a algo.

— Es una Matrix— murmuró, de ahí los errores— ¡Es toda una farsa! ¡Ya lo sé! ¡Ya lo sé todo! ¡Ya pueden parar su show de mierda! ¡Y dejarnos vivir en el mundo real de una puta vez! ¡No seremos víctimas de su espectáculo, ya basta!

Y esperó, las llamas duraron un segundo de más, antes de evaporarse como si nada hubiera pasado, dejando la caja como estaba.

Su ropa tardó unos segundos más en volver a ser la de antes.

— Mina... — escuchó la voz de Jeongyeon cerca, y se volvió un momento a verla, la menor estaba dentro, las lágrimas seguían en sus mejillas, estiró una mano hacia ella—. ¿Q-Qué haz echo?

Mina sonrió mínimamente, de repente, se sentía muy devil, su cuerpo se tambaleó un poco.

— Los descubrí, Jeongyeon— murmuró, y la menor no entendió del todo.

Su estabilidad falló y cayó al suelo, lo último que vió fue el rostro de la menor y la preocupación en su expresión, antes de terminar inconsciente.

Lovely | 𝐉𝐞𝐨𝐧𝐠𝐦𝐢 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora