Capítulo 09 - Punto de vistas

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La niña llevaba una mirada arrogante como cualquier noble, aunque recién cumplirá dos años, su contextura física parece en el de una niña de tres años. Su apariencia era linda y sin duda se volvería una belleza una vez esté en la flor de su juventud.

Mientras la observaba de repente nuestras miradas se encontraron, esos afilados ojos me escanearon de pies a cabeza y luego apartó la vista para mirar a mi madre y sonreír gentilmente.

"Jayles, esa linda niña es la señorita Elizabeth. Muy probablemente compartas toda tu vida con ella..."

Aunque las últimas palabras fueron un susurro, pude oírla claramente.

La pequeña Elizabeth siguió caminando hasta que llegó delante del Conde y la Condesa los cuales la recibieron cariñosamente. Seguido de eso un lujoso banquete fue llevado a cabo donde mis padres junto con otros nobles de la Ciudad Lingdow se reunieron para celebrar y de paso tratar de ganarse el favor de los condes a través de costosos y lujosos regalos.

Sin embargo, al ser un pequeño y gordo bebé no pude asistir al espectáculo y solo me dejaron al cuidado de las jovencitas criadas las cuales me consentían y jugaban conmigo aunque a veces hacía mi actuación de bebé llorón para que las lindas sirvientas me cargaran y con mis traviesas mano buscaba sus picos gemelos para ser amamantado. Aunque tal vez no pude asistir al lujoso banquete, nadie dijo que no podría hacer mi propio buffet y degustar buenos bollos de carne.

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Sin saberlo me quedé dormido y cuando me desperté, ya me encontraba en mi cuna. Al parecer el banquete llegó a su fin y regresamos a casa.

"Deben estar durmiendo supongo..."

Levantando las mantas que me cubrían, me senté en posición de meditación y como en días anteriores empecé a tratar de sentir el maná en mi cuerpo. No me rendiría tan fácil a pesar de ya tener un camino que recorrer pero tal vez siempre fui así de obsesivo con algo, como cuando estuve en la Biblioteca Universal y leí el primer libro y luego seguí con otro, con otro, más, cada vez más y no me detuve y no sabia porque, simplemente quería leer todos los libros que se encontraban... absorto en lo que se podría llamar un pasatiempo, no me di cuenta que eso poco a poco me alejó de mis padres y de pasar unas cuantas horas leyendo, pasé a hacer uso de todo mi tiempo en leer el contenido escrito en esos antiguos y desgastados pergaminos que llenaban mi alma de gloriosa sabiduría y eso... era excitante.

"No está funcionando... ¡maldición!"

A pesar de estar en un estado de completa concentración aun así, no podía sentir nada a parte de la pequeña hebra de Qi. Simplemente era demasiado raro o tal vez por mi corta edad no soy capaz de poder sentir el maná pero no tendría sentido ese pensamiento ya que en mi cuerpo ya habita una energía que es mucho mas complicada que el maná.

Y así pasé toda la noche hasta el amanecer sin conseguir ningún progreso.

Siguiendo la misma rutina de cada día mis padres se levantaron y prepararon para ir a la mansión del Conde.

Una vez que estuvimos en el carruaje cerré mis ojos, pero no para dormir, fue para seguir meditando y ver si conseguía algo aunque al final no hubo nada.

"Jayles te dejaré con las sirvientas así que no hagas ninguna travesura ¿sí?"

Dejando esas palabras, mi madre desapareció para hacer sus deberes mientras que yo me quedé en otra jaula acompañado de algunas criadas que de vez en cuando mirarían en mi dirección para saber si estoy bien.

Sin prestarles mucha atención, como ellas estaban ocupadas haciendo sus cosas, no tendrían mucho tiempo para vigilarme y como aún era muy temprano por la mañana, pensarían que estoy durmiendo tranquilamente. Aprovechando la situación me senté con las piernas cruzadas y comencé a tratar de sentir el maná en mi cuerpo.

Una vez leí que hay un estado de iluminación o revelación que era importante para las personas que cultivaban alguna de las energías, en lo que consistía ese estado, era que el individuo en cuestión no se daría cuenta que está en una profunda meditación donde no siente el pasar del tiempo, hambre o dolor pero al entrar en ese estado podrías resolver algún problema que te tenia estancado o brindarte un camino para aumentar tu fuerza, en conclusión era algo muy milagroso. Las posibilidades de entrar en ese estado de iluminación eran tan escasas como las plumas de un fénix, una persona talentosa solo podría encontrar la iluminación una vez en toda su vida mientras que los prodigios a lo mucho solo dos veces.

Aunque es muy improbable entrar en ese estado, no es imposible.

Lo que busco ahora es esa llamada iluminación y lo conseguiré.

Mi cuerpo actual solo tiene cinco meses de vida pero a pesar de ya tener en mi interior la energía del Qi, aun no siento la energía del maná. Prácticamente he cavado todo mi cuerpo, en cada esquina de mis huesos tratando de encontrar o sentir algún indicio de esa energía.

Ahora pensemos, ¿tal vez no es por ese camino? Si, esa es la única respuesta pero entonces ¿cuál es el camino correcto? Eso es lo que debo resolver.

Cinco meses de vida... Camino correcto... Cuerpo de un bebé... La energía del maná en mi cuerpo... ¡El maná se encuentra en todos lados!

El maná está en todas partes, no solo en mi cuerpo pero... espera...

Mi cuerpo solo tiene cinco meses de vida, lo que significa que ha estado cinco meses recién sintiendo la naturaleza, sin embargo, aun no siento el maná lo cual es normal. Una persona promedio puede sentir el maná en su cuerpo a mas tardar a los 12 años mientras que una persona con talento desde los 8 a 11 años y si puedes sentir el maná entre los 5 a 7 años eres considerado un prodigio a excepción de los elfos ya que todos desde los 5 años pueden sentir el maná por ser una raza la cual está mas cerca de la naturaleza.

Después de saber eso, no es raro que mi cuerpo no contenga ningún poco de maná, ya que el cuerpo a lo largo del tiempo estaría absorbiendo inconscientemente poco a poco el maná del ambiente y en un punto las personas podrían acumular una cantidad considerable en su cuerpo como para poder sentirla y dominarla. Esto solo es un pensamiento mío pero es muy posible que sea lo que ocurre.

Ahora solo debo hacer que el maná del ambiente se reúna en mi cuerpo de una manera más rápida para formar una hebra de maná y poder domesticarla.

Ya tenía un camino fijo, para poder dominar el maná pero cuando abrí mis ojos, una niña me miraba fijamente como si me estuviera analizando de pies a cabeza.

El Descenso del Príncipe -PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora