Capítulo 5

207K 15.3K 3K
                                    

Cenaba en silencio con la compañía de Marco, me acompañó desde que desperté y no se despegó de mí en todo el día. Ignoraba la razón, parecía que Hadrien le pidió que me cuidara, más no me molestaba en lo absoluto. Agradecía tener su compañía, así no me sentía tan sola, además que era bueno conmigo, siempre dedicándome una sonrisa amble y comprensiva.

Si éstas fueran otras circunstancias probablemente él se convertiría en mi mejor amigo.

Mientras terminaba la comida en mi plato me quedé pensando en Hadrien y en los licántropos; me pregunté si él corría algún tipo de peligro, que como se decía en los libros, los lobos y los vampiros vivían en guerra.

—¿Ya me dirás qué sucede con los licántropos? —Marco esbozó una sonrisa ladeada.

Supe que no me diría nada, era la tercera vez que se lo preguntaba y me cambiaba el tema. También cuestioné a mi tía sobre ello, pero recibí el mismo resultado. Al parecer también sobre ello me mantendrían ignorante.

—No tienes que preocuparte por eso —le quitó importancia, cerrando el libro que estaba leyendo.

—Tengo curiosidad —insistí. Relajó su rostro y negó.

—No seas curiosa —me aconsejó con una sonrisa divertida.

—No creo que pase nada si me cuentas —me encogí de hombros pero incluso así no desistí.

—Lo único que te puedo decir es que quieren a Hadrien muerto y por ello existen peleas entre ellos y nosotros. —Lo vi con verdadero interés. Hice el plato a un lado, apoyando el mentón sobre mi mano.

—¿Por qué quieren hacer eso? —Aumentó mi curiosidad.

—Porque él es el Gobernador de nuestra especie. Además, que nunca nos hemos llevado bien con los lobos, así que nos quieren acabar, comenzando con nuestro gobernante.

Permanecí pensativa.

Hadrien corría peligro, aunque sinceramente no me importaba mucho lo que le sucediera, pero si yo iba a ser su esposa y una de su especie, tal vez también me atacarían a mí.

—Entonces yo también corro peligro, es por eso estás aquí —afirmé. Marco asintió dándome la razón.

—Hadrien no se encuentra en el castillo y sólo confía en mí para protegerte —me hizo saber.

—Sí, pueden matar a su fuente de alimento —mascullé entre dientes. Marco sacudió su cabeza en gesto negativo.

—Tú no eres sólo eso para él —me corrigió seguro.

Puse los ojos en blanco y me puse de pie. Por supuesto que sólo era eso para él, una fuente de alimento, su nevera personal, un cuerpo al que podía venir a desangrar cada vez que se le diera la gana.

Y lo peor del caso es que no podía hacer nada para escapar, debía de darle mi sangre en contra de mi voluntad. Mas no me rendiría, buscaría la manera, jamás me resignaría a permanecer a su lado para toda la eternidad. Haría que se cansara de mí que no soportara el tenerme cerca.

—Como digas —mascullé de malas. Pensar en Hadrien me causaba mal humor.

—Ya es hora de que duermas —dijo. Me volví a verlo.

—No soy una niña pequeña. —Marco sonrió y su mirada se dulcificó.

—Lo sé...

—Pero tienes razón —lo interrumpí—, tengo sueño. —Acepté soltando un bostezo involuntario que lo hizo reír.

—Entonces me retiro, estaré detrás la puerta si necesitas algo. Duerme tranquila, buenas noches.

—Buenas noches —lo despedí con una sonrisa. Él asintió y salió de la habitación cerrando la puerta detrás de él.

A tu lado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora