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Capítulo 8

"Mierda, mierda, miERDA Y MAS MIERDA!!"

Pataleaba sin cesar sobre la cama undiendose aún más en las almohadas, su cara ardía como nunca.

—¿Por qué soy un completo idiota?... —susurró frustrado pensando en lo acontecido.

Le daba vergüenza pero no podía negarse a ello, todavía recordaba el suave tacto de Argentina en sus mejillas coloradas.

Su aliento cálido.

Sus cojines blanditos.

El aroma a lavanda que tanto le embriagaba.

Sus bellos orbes turquesa...

Sus lindos mofletes rosa...

Su sonrisa tan única y resplandeciente como el sol...

Las ganas que tenía de acercarse más y más... de acariciar, de tocar, de probar..

Tan solo le provocaba sentir el suave roce de sus labios de cerezo en su piel trigueña..

Con furia volvió a frotar su cara contra la almohada, si seguía pensando en eso le hiba a dar chocaque.

—¿Así se siente? —se preguntó saliendo de las almohadas.

Se removió en la cama. Ahora veía perdido al techo pensando en las sensaciones que le traía estar con la portadora del sol.

—"Es dulce y suave" —pensó— "caliente e intenso"

"Muy bueno, gustoso, fuerte, emocionante, alucinante.."

—Mierda, olvidalo.

Abrazó su almohada en busca de compañía, estaba sonrojado y sofocado, aunque el miedo de lo que sintiera Argentina con respecto a él le preocupaba.

—dudo gustarle... —terminó bostezando— no soy atractivo y mucho menos popular, no tengo la voz tan grave, no soy musculoso, ni fuerte —frunció el ceño molesto, esos esteriotipos del hombre ideal le cabreaban— Agh no la merezco.

Sin embargo su corazón le oprimió. Pensar en que no podría estar junto a ella era... Triste...

Le sentía amargo, una maldita espada incrustando su corazón

—¡¡Ahhhhh eso me pasa por enamorarme!! —gritó al aire

¿Eso es bueno o malo? Se quedó pensando.

Cuando estaba con ella se sentía bien, pero cuando estaba lejos... era inquietante.

El querer estar cerca cada vez más tenía su tope y un costo. Además no le parecía justo que él sintiera todo eso en silencio, acaso.. ¿debía decirselo? ¿Debía confesarse? ¿Ya? ¿Cuando sería correcto? ¿Ella... Lo hiba a rechazar? Y si lo hacía... ¿qué? ¿que más hacía? ¿Podrían seguir siendo amigos?

—Esto del amor es muy difícil...

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A paralelo la Argentina, en su habitación, se recostaba en la cama boca arriba pensando en lo ocurrido por la tarde.