Faltaban solo dos días para la inauguración del restaurante, y terminar de ultimar ciertos detalles era, por decir menos, estresante. Y Fabian persiguiéndome por toda la cocina mientras revisaba que estuviese todo tal cual como yo quería, mientras estaba en uno de sus ataques, cada vez más comunes, de celos, no era precisamente un aliciente para el nivel de estrés que estaba manejando. Esa semana se le había metido en la cabeza que el periodista que había enviado Joan para cubrir todo lo referente a la inauguración del restaurante, gustaba de mí. A decir verdad, él tipo era en extremo profesional, muy amable pero solo profesional, nada más que eso. Pero ya para ese punto me había dado cuenta que Fabian no necesitaba una buena razón para estar celoso, ni siquiera necesitaba una razón en general. Me estaba empezando a hartar, y la única razón por la que no había puesto fin a la relación, era porque estaba demasiado concentrado con el restaurante, eso y que sentía que era lo único que me mantenía alejado de Gabriel.
La primera vez que Rafael, el periodista amigo y compañero de trabajo de Joan, había llegado, a Fabian le pareció que era demasiado guapo, yo me reí y eso fue suficiente para que él creyera que me parecía atractivo el tipo y que probablemente quería estar con él. El segundo día se molestó con Joan, porque seguramente Joan había elegido a Rafael entre todos sus compañeros de trabajo porque quería que me liara con él. Tuve que hacerle entender que como publicista de una empresa de publicidad tan grande como en el que trabajaba Joan, probablemente casi todos los comunicadores y periodista que tenían en la planta de empleados o como aliados, estuviesen ocupados, y que Rafael, al ser amigo de Joan, hubiese hecho espacio en su agenda para cubrir toda la semana la apertura del restaurante, como un favor. El tercer día fue mi favorito. El asistente de Rafael había tenido un problema por lo que llegaría un poco tarde, así que yo me quedé charlando con él y con Cristian y cuando Fabian llegó, y nos vio, dijo que probablemente Cristian también quería que lo dejara por Rafael. Se estaba volviendo posesivo, celoso y asfixiante. Sus ataques eran cada vez más frecuentes y preocupantes. Gritaba y golpeaba cosas cuando no le prestaba atención. Se molestaba y decía que yo necesitaba hacer algo. Yo lo ignoraba, como hacía con todo con lo que no quería lidiar. Él hacía sus berrinches, yo me alejaba, luego me buscaba me pedía perdón y hacíamos como si nada.
Llevábamos un par de meses en esa misma dinámica. No era sano, yo lo sabía, pero siempre encontraba una forma para no darle importancia, para minimizar lo que él hacía. Necesitaba hacerlo, porque la verdad era que, no estaba lo suficientemente interesado como para arreglarlo, y tampoco tenía el tiempo para ello. Ignorarlo me había parecido la mejor idea de todas, aparentemente en algún momento de mi vida había empezado a asociar el ignorar las cosas con solucionarlas. No era una solución, solo era una forma de pretender que nada estaba pasando y así centrar mi atención en lo que yo realmente quería centrarla. Si fingía que nada pasaba, eventualmente dejaría de suceder ¿No? Pues no, a esas alturas debía saberlo bien. Fingir que algo no estaba sucediendo no ayudaba a que mágicamente se solucionara. Pero el camino que había decidido tomar porque enfrentar que estaba con una persona abusiva no era algo para lo que me sintiera listo, y menos enfrentar que seguía con él por todas las razones que no debía seguir con él.
En ese momento, mientras terminaba el inventario de la cocina, ya no sabía qué era lo que me estaba reclamando. No tenía tiempo para sus estupideces.
- ¡Mierda!¡Mírame cuando te estoy hablando!
Golpeó una de las superficies de metal de la cocina haciendo que uno de los vasos recién lavados se cayera al suelo justo delante de mis pies. Yo me estremecí asustado. Miré al piso y luego a él. Me alejé instintivamente, Fabian dio un paso hacia mí.
- ¿Pasa algo? – La voz de Gabriel desde la entrada nos hizo girar a ambos.
-Nada, solo se cayó un vaso–. Dijo Fabian tranquilamente –. Yo lo recojo.
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SERIE NUESTROS MEJORES DÍAS - 1. CRUCE DE CAMINOS - Pronto en físico.
RomanceGabriel, con dos hijas y atravesando un divorcio con la que fue su mejor amiga y el amor de su vida, a sus treinta y cinco años ya daba todo por sentado, hasta que una noche conoce a Victoria y se reencuentra con Alexander, un conocido de la infanci...