Gabriel necesitaba espacio, o eso nos había dicho a todos. Quería pensar, estar solo. Aparentemente nadie sabía por qué. Yo había decidido respetar su deseo. Entendía que no todos los días eran buenos y que a veces era necesario escapar. Pero el fin de semana había pasado y Gabriel aún no se comunicaba conmigo o con los demás. Estaba seriamente preocupada, todos lo estábamos, pero no podíamos hacer nada más que aguardar a que quisiera hablar con alguno. Joan me decía que se le pasaría, que no me preocupara, que a veces hacía esas cosas cuando necesitaba despejarse. Eso no me tranquilizó.
¿Y si se había desaparecido por mí? Llevábamos meses saliendo, pero solo unas semanas siendo novios y de la nada había desaparecido y había dicho que necesitaba estar solo ¿era acaso esa otra forma de pedir tiempo? Yo no lo sabía. Y aunque me decían que no se trataba de mí, era muy difícil no pensar que sí. Se sentía personal, algo dentro de mí me decía que su acto de desaparición estaba relacionado conmigo. No sabía si eran años de desconfianza o inseguridades acumuladas, pero era complicado que mi novio se hubiese desaparecido una noche como si nada y solo dejando un mensaje en el que decía que estaba bien, que necesitaba estar solo ¿Cómo no me iba a tomar eso personal? Yo no había hecho nada malo, no por lo menos que supiera, pero él había decidido alejarse sin dar una explicación, dejándome a mí y a los demás preguntándonos qué estaba pasando, y en mi caso, preguntándome si había hecho algo para alejarlo. Todas mis inseguridades se hicieron presentes cuando habían pasado dos días y Gabriel aun no saba señales de vida. Cuando pasaron tres y todo lo que pudo decirme Joan era que estaba bien y que con las únicas que hablaba era con Eva y Gabriela, pero que tampoco había querido hablar con ninguno de ellos. Yo no me merecía estar llena de dudas, yo no merecía sentir que había hecho algo cuando no era así. Y aunque lo sabía, algo en mi subconsciente me hacía dudar. Estaba esta pequeña voz que me atormentaba diciendo que era mi culpa que se hubiese alejado. Estaba cansada de escuchar esa voz, y sobre todo estaba cansada de los hombres sin un ápice de responsabilidad afectiva que creían que podían desaparecer y ya sin decir una sola palabra. Era injusto y si él no podía verlo, entonces era un imbécil. No había pasado nada que alguno de nosotros supiera para justificar que se alejara, entonces solo quedaba cuestionarnos qué habíamos hecho. Yo lo hacía, cada momento que podía pensaba en qué carajos había hecho para que sintiera la necesidad de irse sin hablar, sin decir qué le pasaba.
Ese lunes salí del estudio y tomé un taxi camino a casa de Cristian, se reunirían allí para su cena semanal. Ya no podían hacerla los fines de semana, el restaurante impedía que Ale o él hicieran otra cosa que no fuera trabajar. Solo tenían los lunes y martes libres, así que ese día había recibido un mensaje de Joan invitándome a cenar esa noche. Cuando llegué Elena fue quien me abrió la puerta, me sonrió y me dejó pasar. Gabriela y Eva me saludaron, al igual que los demás. Tenía la esperanza de ver a Gabriel ahí, pero no estaba, era el único que faltaba.
Nos sentamos a comer, y parecía que todos evadían tocar el tema de la repentina desaparición de Gabriel, no sabía si lo hacían por mí o por las niñas, o porque en general no querían hablar de ello, pero se sentía en el ambiente como el tema flotaba entre nosotros sin que ninguno tuviera el coraje suficiente para abordarlo. Cuando la cena terminó, las niñas se fueron a la habitación de Cristian a ver algo en la televisión. Ale y yo recogimos la mesa y nos pusimos a limpiar la cocina y a lavar los platos. No quería que siguieran evitando hablar de Gabriel, eso solo lo hacía peor para mí, eso solo me preocupaba aún más.
- ¿Te ha dicho algo? – Le pregunté a Ale mientras acomodábamos los platos. Solo estábamos él y yo en la cocina.
- ¿Qué? – No me miró, siguió secando y poniendo todo en su puesto mientras yo lavaba.
-Gabriel, que si has hablado con él.
-No.
-Ale, si sabes algo dímelo por favor.
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SERIE NUESTROS MEJORES DÍAS - 1. CRUCE DE CAMINOS - Pronto en físico.
RomanceGabriel, con dos hijas y atravesando un divorcio con la que fue su mejor amiga y el amor de su vida, a sus treinta y cinco años ya daba todo por sentado, hasta que una noche conoce a Victoria y se reencuentra con Alexander, un conocido de la infanci...