𝑷𝒓𝒊𝒎𝒆𝒓𝒐 𝒍𝒐𝒔 𝒑𝒂𝒅𝒓𝒆𝒔!

07.

"Isabel!" - Sakusa corría hacía la mujer que estaba concentrada en sus cosas.

La castaña volteó a ver y vio al joven rizado viniendo hacia ella a un paso ya más calmado.

"Sakusa" - susurró - "¿Qué haces acá?, ¿Me estabas siguiendo?" - arrugó el entrecejo mirándolo.

"¡¿Qué?!, Claro que no, pasaba a comprar unas cosas y la ví"

Isabel volvió a su rostro neutral.

"Ah, ¿Qué sucede?" - volvió a mirar la lista que traía.

Sakusa pensó, pensó que diría, él tampoco tenía muy en claro por qué se acercó.

"¿Quiere que la ayude con sus compras?"

Isabel lo miró.

"Supongo"

Sakusa le sonrió, quería ganarse la confianza de la mujer para demostrar que sería un buen yerno y una buena pareja para el rubio.

Isabel caminaba mirando las estanterías en busca de lo que necesitaba siendo seguida por Sakusa.

"Sakusa, pásame aquello"

Aquello, ¿A qué se refería?, ¿Acaso ese aquello no tenía un nombre?, Ni siquiera miro en la dirección de ese tal aquello y dijo, "Sakusa pásame aquello".

"¿Sakusa?" - lo miró.

"¿A qué se refiere con aquello?" - le sonrió de manera tonta.

"Me refería a la harina"

Ok, eso tenía un nombre y lo acaba de decir, harina. Entonces, ¿Por qué le dijo aquello cuando tenía un puto nombre?

"Ah" - lo agarro - "Listo"

Cuando lo puso en el carrito siguieron caminando.

"Isabel, ¿Qué cosas le gustan a Atsumu?, O sea, él no te dice como le gustarían que se le confesarán o así .."

Sakusa era conciente de que Isabel ya sabía sobre los sentimientos que sentía hacia su hijo pero aún así no quiso ser muy directo ya que, pena, sí.

"No me ha dicho nada de eso pero" - tomó una botella - "¿No sería mejor si fueras tú mismo?"

Chingada madre, todos le decían que fuera el mismo.

"Ay"

"Nada de "ay", tú le gustas a mi hijo" - hizo una pausa - "Y si le gustas fue porque se enamoró de tu forma de ser, de ti mismo. ¿Por qué no lo ves de esa forma?" - suspiró.

Sakusa aún procesaba todo lo que Isabel había dicho. Número 1: Le gustaba a Atsumu. Número 2: Sabía que ya se ganó el cariño de Isabel, de lo contrario no lo hubiera ayudado ni dicho eso.

"No lo sé" - dirigió su mirada al suelo.

¿Cómo fue que Suna se declaró?

Sin que se diera cuenta estaban en otra sección de la tienda.

"Sakusa, eres más alto, ¿Puedes bajar eso?" - apunto una caja de leche.

Lo bajo, y lo puso.

"¿Y si se lo digo por mensaje?, Pero no creo, sería como muy, ¿Cobarde? O miedoso. Lo mejor sería salir una tarde y decírselo cara a cara, pero también le puedo escribir una carta"

Isabel seguía escuchando las diferentes ideas del pelinegro, en cierta parte se le hacía entretenido oír como se le declararía a su hijo.

Si estuviera en sus zapatos estaría igual así que no haría nada para callarlo.