Capítulo 37

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SEBASTIÁN.

Dos semanas, quince días enteros habían pasado desde que Iliana se fue con Satanás y ya no volví a saber de ellos, ni rastro de mi padre, ni rastro de mi hermana.

Como si la Tierra se los hubiera comido, no podía contactarme con ella por los pensamientos y lo peor aún era como si ella no existiera, la había dejado de sentir, siempre la sentía, sabía que estaba ahí en algún lado, pero ahora era diferente.

Sentía como un vacío que cada día iba creciendo, como si mi corazón fuera la casa de un huésped de un espíritu completamente ajeno a mí.

Me incorporé entre sus sábanas blancas y me quedé ahí recostado entre su perfume, entre aquellas telas que sabía en algún momento habían tocado su piel, recordé como había sido tenerla entre mis brazos y la extrañé demasiado.

Era adicción, me sentía un maldito adicto a su lado, por ella sentía que podía respirar, por eso aguanté mucho tiempo sin verla, porqué tenía la esperanza de volver a verla y ahora sigo teniendo las mismas esperanzas.

No sé qué fue de ella, pero sé que está bien y que cuando nos volvamos a ver tendrá una explicación para mí, al menos eso es lo que yo espero.

Desde que se fue hice de su habitación la mía, me salía en las mañanas, hacía los deberes correspondientes y acabando todo me volvía a encerrar aquí, leía sus escritos, sus libros, garabateaba en sus cuadernos y comencé a escribir como si le estuviera escribiendo a ella.

Como si estuviera hablando con ella y sentía que me escuchaba.

No había mucho que pudiera contar, desde que se fue todo se convirtió en rutina, no había rastros de caballeros azules, pero lo único que sí pasó es que todos los muertos que nosotros habíamos enterrado, regresaron a la vida, pero no nos atacaron.

Huyeron, se fueron. ¿Dónde? No lo sé.

En estas dos semanas reclutamos a más personas, entre ellos a un escuadrón de la antigua central donde Iliana estaba con Axel, el líder de ese escuadro tenía el nombre de Casper y lo que más me sorprendía era que habían sobrevivido más de seis meses fuera.

Refugiándose entre los escombros, buscando comida todos los días y protegiendo sus vidas, todo el escuadrón estaba completo, en cuanto llegaron les suministramos sueros, vitamínicos todo intravenoso, estaban muy delgados, se veían cansados y una de las chicas se encontraba como en estado de shock.

Yo personalmente no me sentía estable para dirigir todo esto y Axel parecía saberlo, y todos en la fábrica también, así que él tomó mi lugar.

A mi trataban de no molestarme, me encerraba en la habitación de Iliana y había ocasiones que no salía para nada de ahí, Axel se encargaba de controlar todo, dirigir los suministros, reclutar a más personas, entrenarlos y llevar el control de todo en lo que yo me lamentaba acostado en la cama de mi hermana.

Solo me hablaban para consultarme cosas como el paradero de Iliana o de caballeros azules, ya que en el transcurso de estos días el incremento de los celestiales iba en aumento.

Esa mañana creí que todo sería igual como todos esos días desde que Iliana no estaba, pero el retumbar de la puerta estaba matándome. ¿Quién golpea la puerta a esta hora de la noche?

Me paré y abrí la puerta con molestia y me causó más molestia cuando la que estaba tocando como loca era Viena. Tenía el ceño fruncido como en preocupación, su cuerpo se veía tenso y cuando abrí la puerta y me vio, me tomó de la mano y se metió a la habitación conmigo.

— Me puedes explicar ¿por qué interrumpes mi sueño? —Dije molesto.

— Tú no duermes.

C E L E S T I A L #1 [TRILOGÍA: PECADOS CELESTIALES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora