Capítulo 35

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Sentía una gran carga de adrenalina en todo mi cuerpo, los oídos me punzaban y sentía un inmenso nudo en mi garganta.

La piel me ardía y era inevitable, todo de mí desataba un fuego intenso y lo provocaba con solo pensarlo, todo era fuego en mi imaginación, tempestad y caos, quería y necesitaba acabar con todo esto.

Sentía una rabia tan inefable y esa misma ira causó que el domo donde tenía a todos bajo protección se deshiciera y fue ahí cuando comencé a enojarme más.

Uno por uno fue cayendo bajo el poder de todo el fuego que provocaba, sentía la sangre correr por mi nariz, mis ojos y mis oídos y aun cuando comencé a sentirme débil, en medio de toda esa debilidad tomé la fortaleza para no derrumbarme.

En todo este tiempo había aprendido a no dejarme llevar por mis impulsos, a que ellos no me dominaran a mí sino todo lo contrario, yo a ellos, pero se sentía tan bien.

Ver como todos los caballeros azules y los muertos caían bajo todo mi poder, era tan excitante y dejé que toda mi ira, mi rabia me consumiera. Miré a Sebastián y a todos nuestros soldados luchar y ver como todos caía.

Sebastián estaba dejando caer todo su enojo en su padre y Axel aprovechaba cada oportunidad que tenía para alimentarse y eso me fracturó más.

Recordar la vez en que él se alimentó de mí, el color de sus ojos rojos mirándome con lujuria y hambre, el sonido de sus gemidos de placer al probar mi sangre, los sonidos que generaba su boca al tragar todo mi plasma, la forma en como me tocaba, en cómo se aferraba a mi cuerpo y a mi cuello para consumir más de mí.

Mi mente comenzó a colapsar y sin pensarlo me escondí en el rincón más oscuro de mi mente, en el lugar más oscuro de mí y exploté.

Solté un grito, aun cuando me encontraba levitando sentí el temblor que provoqué en la tierra y como todos los soldados se quedaban estáticos ante mi omnipotencia. Los muertos y los caballeros azules sonrieron de placer y Satanás que me miraba con vehemencia me asentía con la cabeza en un signo de aprobación.

Aprobación ¿de qué?

Volví a ver a Axel y sus ojos brillaban con mucha intensidad, me sonreía, pero no supe descifrar esas líneas, un escalofrío me recorrió la nuca y cerré mi mente a todo lo que pudiera entrar o salir de ella.

Cerré mis ojos con fuerza, me elevé más en el aire, junté mis manos y después abrí mis ojos de nuevo de golpe.

— Ego sum, salvator animarum vestrarum — Dije — Poenitentiam agite, sive sub virtute totius peccati originalis succumbite.

"Soy yo, la salvadora de las almas. Arrepiéntanse o sucumban bajo el poder de todo mi pecado original."

Nunca creí poder tener la cordura o la mente despejada cuando pasaran este tipo de cosas, pero la verdad es que veo todo claro, la realidad y todo lo que este asqueroso mundo le ha hecho a todos los que he amado.

No tengo la necesidad de querer salvarlos, a nadie. Todos me han lastimado, me han perjudicado y lo único que quiero es acabar con todos ellos.

Extendí mis manos y después cerré mis palmas en puños, comencé a controlar la tierra y agrieté el suelo haciendo que todos los caballeros azules cayeran y sucumbiera bajo el fuego de todo mi poder.

— Mors naturalis et resurrectio diis tantum est, no mortalibus.

"La muerte es natural y la resurrección es solo para los dioses, no para mortales."

Volví a mirar todo a mi alrededor, era un caos y aunque suene increíble, me gustó ver tanta tempestad, tanto desorden, tanto sufrimiento.

Sonreí y la verdad no sé por qué. Sonreí creo de placer, de felicidad, me sentía tan viva en este poder que todo lo demás era ajeno y no quería volver a sentirme vulnerable. Quería siempre sentirme así.

C E L E S T I A L #1 [TRILOGÍA: PECADOS CELESTIALES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora