III

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Después de lo ocurrido con Darío, las ofensas de Rodrigo y conocer a Emilio, me fue difícil intentar regresar a alguna clase.
El tiempo restante lo pasé en aquel viejo roble, sentada y tratando de tranquilizarme, no quiero que ocurra de nuevo el suceso de hace meses.

 
“La verdad yo si quiero, fue divertido, ¿a qué no?”

 Cuenta hasta 20 y respira, repite el proceso hasta que hayas conseguido tranquilizarte.
El maldito cartel de mi cada cuarto en el psiquiátrico, lo único con lo que teníamos permitido decorar.

“Yo hubiera preferido algún poster de alguna boy band o kpop groups pero no.”

 
Perdí la cuenta de las veces que repetí esta sucesión, constantemente veía mi reloj de mano solo para ver el tiempo avanzar lentamente, los segundos se vuelven horas, llevo menos tiempo aquí sentada de lo que imaginé.
El equipo de fultbol comenzaba a marchándose y echo un vistazo a los integrantes, no sé con exactitud a quién, quiero decir a qué estoy buscando con claridad.

“Claro y yo soy un ser particular.”

 
¿Un qué?

Mi mirada sigue fija en el equipo disiparse por el campo, es como  si una corriente  magnética me hiciera mantener la vista aunque debería retirarla, sé que podría encontrar la mirada despreciativa de Ricardo o a Darío (lo que es bastante peor), sin embargo me encuentro con la mirada de... Emilio.
Sus ojos hacen contacto con los míos y veo algo en ellos que hace mucho no veía, no es miedo, ni desprecio, mucho menos compasión, es una mirada  de ¿ternura? No lo entiendo, ¿es real?
Sus ojos me envían algo nunca antes visto y no logro comprender el porqué de ese sentimiento.
En cuanto ellos abandonan el campo, éste se inunda de un  gran silencio, no había notado lo ruidoso que puede ser una práctica de fútbol hasta este momento.

El silencio.

Siempre me ha parecido mi lugar de paz, mientras que a algunos les parece intimidante estar en silencio ya que se cree que el silencio es sinónimo de soledad, a mi me parece tranquilidad, la mayor parte de mi vida estuvo llena de ruido así que un poco de silencio me viene bien.

Mi reloj marca 16:17 hrs.

Hace diecisiete minutos el timbre escolar indicó la hora de libertar de cientos de alumnos que apresurados debieron haber abandonado el colegio, decidí esperar a que la mayoría se alejara así no tendrá que enfrentarme a nadie.
Tomé mis cosas y procedí a ponerme de pie para dirigirme hacia la salida del colegio, el endurmecimiento en mis piernas era evidencia de el tiempo que estuve sentada sobre el verde césped, las masajee un poco tratando que la sangre llegara hasta ella, estaba tan concentrada que no vi una silueta trotar de regreso al campo, mis nervios se pusieron a flor de piel en solo pensar que podría ser Ricardo  o Darío recordando lo ocurrido hace unos instantes, al irse aclarando  mi campo visual descubrí una silueta conocido, Emilio, corriendo.

¿Se le habrá olvidado algo en el entrenamiento?

“¿Por qué no se lo preguntas? Jajajajaja.”

 
Se detiene un momento, parece buscar algo, su mirada se mueve un poco desesperado, al momento en que su mirada encuentra la mía parece aliviarse y creo verlo incluso suspirar.
Su trote con dirección hacia mi comienza a helar mi cuerpo y encontrarlo a escasos metros de mi no ayuda en nada:

-Hola.- Dice recién termina su trote y se detiene enfrente mío.

-Hola...- Digo en un susurro casi inaudible.

¿Esa fue mi voz?

“Estoy lista para presenciar lo patética que te verás”

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⏰ Última actualización: Jan 31, 2022 ⏰

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El Tiempo Lo Cura Todo... Según...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora