Último baile juntos

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Los días siguientes a su pelea fueron muy duros para ambos, el estado de Chifuyu había empeorado muchísimo, apenas tenia energía, su estado lo obligaba a quedarse en la cama la mayor parte del día. Ver a su omega en ese estado ponía realmente mal a Baji.

Trataba de ocupar su tiempo leyendo, jugando con su gato o tratando de despejar su mente encerrado en aquella habitación.

El doctor le administraba analgésicos para el dolor, pero nada más se podía hacer, les ofrecieron llevarlo al hospital donde podrían monitorearlo mejor, pero Chifuyu prefería quedarse en su amado hogar con el olor a su alfa.

Recibió un par de visitas: Takemichi, le trajo mangas nuevos para que no se aburra y quedaba a charlar por las tardes. 

- El otro día hable con Manjiro - Soltó Takemichi mientras acompañaba a Chifuyu, sentado en la cama donde el omega estaba, con su gato en el regazo.

 Peke J no se había alejado de Chifuyu en ningún momento desde que su estado empeoro, haciéndole de compañía y consuelo a su amo. 

- ¿Cómo esta? - Dijo Chifuyu, aún sintiendo esa amargura al hablar de Mikey, pero sabia que Takemichi lo amaba completamente, al igual manera que amaba a Hina. Chifuyu siempre se decía que Takemichi tenia el corazón tan grande que era completamente normal que amé a dos personas.

- Draken me comento que esta bastante deprimido, cuando me lo encontré se veía mal... 

Chifuyu suspiró - ¿Sabes? No tengo nada en su contra realmente - Dijo teniendo una idea de porque Takemichi sacaba el tema. 

- Pero él...

- Siempre creí que hacían una pareja muy bonita, ustedes tres. - Chifuyu trataba de animar a Takemichi, no quería que su mejor amigo se niegue a tener una relación con alguien que tanto amaba por su culpa.


Un día se sorprendió cuando le llegó una porción de tarta, aquella que había probado al comienzo de su última travesía, junto a un nota que decía "Esta tarta es demasiado rica para comerla una sola vez en la vida", Chifuyu sabía perfectamente quien se lo había mandado aunque el paquete no tenga remitente.


También recibió la vista de su madre, un encuentro repleto de llanto, ella realmente se puso muy mal al ver en ese estado a su hijo, la idea de perderlo le rompía el corazón, Chifuyu trataba de tranquilizarla no quería poner mal a su anciana madre. 


Una noche al regresar del trabajo Baji se encontró a Chifuyu fuera de la cama, en el sillón de la sala de estar revisando la colección de discos de vinilo que tenían. 

- No quiere volver a la cama, esta de verdad cansado de estar encerrado allí. - Dijo la ama de llaves a Baji antes de irse.

Baji se sentó al lado de su esposo, quien se mantenía leyendo los nombres de las canciones de uno de sus discos favoritos. 

- ¿Ya comiste? - Pregunta Baji a su lado, ya asumiendo la repuesta

- No tenia hambre y por la tarde estuve vomitando - 

- ¿Qué te parece si compartimos un Peyoung Yakisoba? - Propone el alfa - Hace tiempo que no lo hacemos.

- Tienes razón - Dice Chifuyu, aceptando la casi petición de su alfa por que coma algo, pues Chifuyu había bajado mucho de peso y constantemente decía que no tenia hambre a pesar de no probar bocado alguno en horas, eso aumentaba la angustia de Baji.

En unos pocos minutos Baji ya había puesto a calentar un poco de agua, bajo de uno de los estantes un paquete de yakisoba, Chifuyu siempre procuraba que haya un paquete en la casa, ya que esa era su comida, solo entre ellos dos, nadie más, compartir los palillos era todo un ritual entre ellos, eso era mucho más que simple alimento, era una costumbre que había nacido de todo el tiempo que pasaron juntos. 

Nuestro último tiempo juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora