El día que cambio mi vida

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Era un estudiante de preparatoria como cualquier otro, iba a la escuela, me dormía en clases, metía relajo con mis amigos, y por las tardes entrenaba en uno de los mejores equipos de futbol de la ciudad y aunque suene un poco pretencioso era bueno jugando, era la estrella del equipo por lo que tenia un futuro prometedor.

Un día regresando de mi entrenamiento me encontré con la señora Sofia, una señora viuda que vivía a lado de mi casa y que era una de las amigas de mi mama, con la cual hablaba de los chismes de los vecinos y con la que iba a diario a sus clases de zumba.

— Hola bruno, mírate como has crecido ya eres todo un hombre

Sin embargo, yo no le respondí, a lo que seguí caminando sin importarme que ella me estuviera hablando.

—¿Qué tal como me veo? Me pregunto ella con una sonrisa en su rostro

Pude ver como ella estaba usando un vestido rojo un poco revelador para su edad y unos tacones altos, ella era una señora madura de 42 años, tenía un cuerpo algo descuidado, con un poco de flacidez en los brazos y un ligero bulto que sobresalía de...

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Pude ver como ella estaba usando un vestido rojo un poco revelador para su edad y unos tacones altos, ella era una señora madura de 42 años, tenía un cuerpo algo descuidado, con un poco de flacidez en los brazos y un ligero bulto que sobresalía de su estómago, aunque si algo debe de reconocer es el gran tamaño de sus senos. Parecía que acaba de hacerse un corte nuevo ya que su cabello decolorado por el tinte que usa, tenia una forma diferente al usual.

Me quedé mirando un rato, hasta que le dije

— Para su edad, creo que se ve bien

— ¿A que te refieres con "para su edad"?

Ya un poco enojado porque quería entrar a mi casa, le respondí de manera muy honesta

— La verdad creo que ya no esta en condiciones de usar un vestido como ese, debe de pensar que ya no es una muchacha no es por ofender, pero parece una salchicha embutida en ese vestido y además usa mucho maquillaje, se que quiere ocultar las arrugas de su rostro y lucir un poco joven, pero debe entender que ya es una señora grande, los jóvenes nunca nos fijaríamos en una mujer como usted.

Ella con lagrimas en los ojos me dijo

— ¿Tu crees que es fácil vivir como yo? Se que, a mi edad, los hombres jóvenes ya no se fijan en mi, me desagrada cada parte de mi cuerpo, mis brazos gordos, la flacidez de mi vientre y mis caderas gigantes, pero aun así trato de hacer lo mejor que puedo para seguir adelante, Ojalá supieras como me siento y fueras un poco mas amable con las mujeres

En ese momento no comprendí la gravedad de esas palabras por lo que en es momento solo me reí

— Jajaja nos vemos luego señora

Cuando entre a mi casa, mi mama había visto todo desde la ventana y me regaño de manera severa

— Como pudiste decirle eso a Sofia, ella ha estado un poco sensible en estos días por la muerte de su marido y solo quería jugar un rato contigo

— Bueno, ella quería saber mi opinión y fue lo que le di, además no estoy de humor para seguir hablando de eso, tengo que prepararme para la cita de mañana con Melanie

— Ay hijo, si solo supieses lo duro que es ser una mujer de nuestra edad la hubieses tratado mejor

Sin escuchar lo ultimo, subí rápido a mi cuarto, ya estaba harto de estar oyendo los regaños de mi mama y lo ultimo que quería es estar mas tiempo con señoras que lo único que saben hacer es enojarse y comer, cuando entre a mi cuarto cerré la puerta fuerte y empecé a prepararme para mañana, ya que seria un gran día, que sin duda recordaría el resto de mi vida.

¿La señora de a lado?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora