**Segundo libro de la bilogía «Ellos» (segunda parte de "La chica de las nubes" disponible en mi perfil)**
...
Solo vivía por dos razones, la chica y sus tormentas.
Solo dos cosas quería conseguir, que volviera y que las tormentas desaparecieran.
Y...
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La aludida volvió la cabeza aun con semblante furioso y miro a quien le llamaba.
—¿Jeff? ¿Qué-? —se detuvo abruptamente y dirigió su vista a mí— ¿Spencer? ¿Qué hacen junto? ¿Se han seguido viendo todos estos años, y no me habéis invitado a mí? ¡Me siento ofendida!
—No, no, nada que ver Rosit...—Rose le dirigió una mirada fulminante y casi de inmediato se retractó—... Rose, me lo acabo de encontrar y... bueno, la verdad, no sé cómo acabe aquí con sus amigos, pero aquí esto —sonrió.
—Tampoco entiendo por qué estás aquí, la verdad —le dije con una ceja enarcada.
—¿Alguien me explica que es este extraño reencuentro? No entiendo nada. Pensé que esta chica quería asesinarme lenta y tortuosamente a la pobre Tina —Axel alzo la cabeza por en medio de los dos asientos delanteros.
—Shhh, no hagas que lo recuerde —le callo Tina con un manotazo.
—Oh cierto —Rose respiro profundo—. Lo siento por ese exabrupto, pero... ¡No vuelvas a tocar el claxon así, o te mataré!
—¡Eh! ¡Pero eres tú la que no avanza!
—¡Se me ha malogrado el auto! ¿Acaso no lo ves?
—¿Y esa es mi culpa? ¿Quién te manda a tener esa ...? —Tina se quedó a media oración intentando buscar la palabra idónea y Axel la ayudo.
—Carcacha —aporto y Tina siguió vociferando.
—Si, esa carcacha. Debería estar en un basurero no en las calles.
—¡Ay por dios! ¡Ya cállate! ¡Ni que tu auto fuera muy moderno!
Tina se llevó una mano al pecho, indignadísima.
—¡Retráctate! ¡Mi auto es un clásico!
—Si, un clásico de la prehistoria.
Tina volteó la cabeza hacia mí y me señalo ofendida.
—¡Me engañaste! ¡Dijiste que era bien portada y acaba de insultar a mi Tinamovi! —se quejó y Axel casi de inmediato salto en mi defensa.
—Pero Tina, tú también has insultado su auto.
—Shhh — intenté hacerlo callar por lo bajo—. ¿Acaso quieres morir?
—¡Si estas de su lado, te me bajas del auto ahora mismo, Axel! —le grito y el cabeza de moco se hundió en su asiento asustado.
—No sé de qué me hablas, yo no he dicho nada. —murmuró con los ojos entornados.
Negué con la cabeza antes de tratar traer algo de paz a la situación.
