Madrid

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 Rubi siempre me miro como a su propia hija, aunque nunca me permitió quererle como a una madre. Siempre dijo que el amor le parecía tan falso que prefería no recibirlo de ninguna manera y por eso llegó a mayor edad sin hijos,sin parejas, sin nadie a su lado. 

 Aunque que en cuanto recibir amor ella no era la mejor, el día que nos debimos decir adios, vi sus ojos llenarse de agua por primera vez. Aun recuerdo ese día como si fuera ayer. 

 20 de abril de 2013, aeropuerto de Barajas,Madrid. 

 Recién llegaba a lo que sería mi nuevo hogar, Madrid. No he caminado por sus calles y ya estoy enamorada, desde el avión se veía tan hermosa,pintoresca,transitada, no lo se, no podría describirlo solo diré que es muy diferente a Rio de Janeiro, y aunque me encantaba esa ciudad debo de admitirlo, esta ciudad tiene algo mágico que no podría describir. 

 Al llegar a la residencia de Mina, ella me esperaba con ansias . Ambas acomodamos mis cosas en la habitación y luego de un rato ella salió. Aproveche un rato para asomarme por el pequeño balcón de mi cuarto, para mi sorpresa,daba exactamente hacia una plaza bastante céntrica y transitada. Frente a la plaza habían locales,entre ellos floristerías y una cafetería que en cuando la ví, no pude resistirme a ir. Me puse algo de ropa cómoda y un poco más presentable, tomé mi computadora y en cuestión de minutos ya estaba alli, tomando café y escribiendo una nueva historia en mi laptop.

Desde ese primer día, aquella cafetería se convirtió en mi lugar favorito. Todos los días en hora del almuerzo bajaba a escribir alguna historia en mi laptop mientras contemplaba la plaza. En un inicio, Madrid me parecía un lugar maravilloso, estaba tan emocionada con lo que este lugar me traería, pero con el tiempo, entre la universidad y un trabajo que había conseguido en un restaurante, mi tiempo se fue perdiendo , sin poder conocer esa hermosa ciudad o a su gente. A Mina apenas le veía, solía gastar toda la mañana definiendo su outfit para luego salir por la tarde y regresar hasta el día siguiente. Desde ese primer día, aquella cafetería se convirtió en mi lugar favorito. Todos los días en hora del almuerzo bajaba a escribir alguna historia en mi laptop mientras contemplaba la plaza. En un inicio, Madrid me parecía un lugar maravilloso, estaba tan emocionada con lo que este lugar me traería, pero con el tiempo, entre la universidad y un trabajo que había conseguido en un restaurante, mi tiempo se fue perdiendo , sin poder conocer esa hermosa ciudad o a su gente. A Mina apenas le veía, solía gastar toda la mañana definiendo su outfit para luego salir por la tarde y regresar hasta el día siguiente. La vida de Mina era un poco extraña, tenía un bonito apartamento pero no trabajaba, y aunque nunca quise meterme en su vida, después de un tiempo se volvió inevitable notar que todos los días llegaban tipos diferentes a recogerle frente al apartamento. Cuando miraba desde mi balcón a Mina irse con esos hombres, intentaba engañarme a mi misma diciéndome que probablemente era un Uber, aunque ningún conductor de uber bajaría de su auto para abrir tu puerta con traje entero. Ademas, eran autos que de seguro nadie utilizaría para hacer transporte público. 

 En una tarde de diciembre,regresaba de la universidad, el frío era insoportable, rápidamente removí mis guantes y saque las llaves de mi bolso con poco cuidado, las llaves se resbalaron de mis manos a cayeron al suelo, yéndose por un alcantarillado. Maldecí por algunos minutos mientras veía la llaves risen por el alcantarillado hasta que reconocí Mina en un lujoso auto justo del otro lado de la calle. Pense por un momento, pero Mina estaba besándose con el hombre con el que se encontraba. Me voltee para buscar otra manera de abrir la puerta del edificio pero fue imposible y el frío hacía que sintiera como si mis dedos se fueron a quebrar. Luego de varios intentos desesperados, no vi otras opción más que ir al auto donde estaba Mina y tocar su puerta. 

 - ¡Tatiana! - Dice la chica al verme frente al auto mientras intenta acomodar su cabello, el hombre baja la ventana del auto. 

 - Hola, disculpen. Mina, me puedes prestar las llaves del edificio? He dejado caer las mías por el alcantarillado. 

- Claro claro - Ella toma su bolso de la parte trasera del auto y comienza buscar sus llaves. 

 Mientras ella busca,me parece inevitable notar al hombre quien me mira atento parece ser mucho mayor que Mina, se veía bastante bien , debo de admitirlo. Luego de conectar miradas por un rato, Mina me entregó las llaves y al cruzar la calle fue inevitable notar cómo el hombre me seguía con su mirada. Aquello fue incomodo. 

 Al finalmente llegar casa, me desprendí de la gigantesca gabardina color camel que llevaba puesta y la coloque en el gancho de la entrada. Fui al cuarto, me puse algo comodo, me preparé un té y me senté en el comedor de la cocina con mi computadora para escribir alguna cosa, como de costumbre. Desde hace algunos años descubrí que tenía una pasión única por la escritura y desde entonces se había convertido en un hábito escribir un poco cada noche. Normalmente, solo me siento frente a la pantalla y las ideas fluyen pero, ese día, ninguna palabra venía a mi mente. Me quede por algunos minutos mirando la nieve caer en el ventanal de la cocina hasta que escuche la puerta de entrada abrirse,era Mina. -¿Tatiana? - Pregunta desde la entrada. - Aquí estoy Mina, en la cocina. - Me pongo de pie para prepararle un té mientras ella acomoda toda su ropa de nieve en la entrada. En cuanto mina entra a la cocina le entregó la tasa de caliente, ella la toma y ambas no sentamos en el comedor. Ella parece pensativa y para mi es inevitable preguntarle si algo pasa. Unos minutos pasan hasta que ella decide hablar

- Si, hay... Hay algo que debo contarte. - Dice Mina con tono serio. Yo frunzo mi ceño mientras me quedo atenta a escuchar lo que tiene para decir.

Cómo conocí a Carmen, en Madrid.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora