Como si ellas supieran, las estrellas brillaban sobre el cielo oscuro como nunca. Parecían brillar dándole honor o gloria. Y había una, muy grande que brillaba más que todas.
Yo estaba, aferrada al borde del balcón. Trix me había dejado un vestido oscuro con algunos brillantes en el final. Pero no me atreví a usarlo. No cuándo tenía que decirle adiós por última vez al espíritu de alguien a quién amé tanto.
Así que me puse un vestido negro. Mangas largas. Nada ostentoso. Cogí una horquilla y me acomodé el cabello. Cuándo salí de la habitación que, ya compartía con Thomas él estaba ahí, recargado contra la pared esperándome. Sonreí a medias y me acerqué dejando caer mis manos sobre su pecho y él envolvió sus brazos a mi alrededor.
—¿Estás bien? — susurró con sus labios cerca de mi mejilla. Asentí en silencio, tratando de soportar el dolor con el que cargaba. Sinceramente no estaba lista para perderlo para siempre. Para aceptar que no volveré a verlo de nuevo.
Trix apareció por el pasillo con un señor que no había visto nunca, de manera seria se acercaron a nosotros con una leve inclinación formal. Tenía el pelo negro, un auricular en el oído y gafas oscuras.
—Me temo que tendremos que retrasar un poco más la ceremonia — Trix dijo resoplando con frustración. Thomas deslizó una de sus manos por uno de mis brazos hasta encontrar mi mano y entrelazar nuestros dedos con naturalidad.
—¿Cuánto más? — dijo serio.
—Un par de minutos. Surgió un asunto en Manhattan. Solo tienes que, ya sabes, dictar sentencia.
Aparté la vista. Thomas seguía siendo el líder Vampyr de ese lugar. Tenía que tomar decisiones sobre las cabezas de quienes rompieron las leyes de su mundo.
—¿No saben qué estoy en algo importante? Posponlo, eso puede esperar.
Entrecerré los ojos y apreté mi mamo contra la suya.
—No — dije en un hilo de voz — ve. Te esperaré aquí, junto a la ventana.
—Pero... — él se detuvo, cuando puse una de mis manos sobre su suave mejilla.
—Te necesitan. Estaré bien, esto puede esperar.
Porqué, después de todo él lo hacía solo por mí. Solo porque yo se lo pedí. Porque, no había cuerpo que enterrar, ni forma física a la que llorar. Había sido desintegrando. No había nada más de él, salvo recuerdos.
Thomas apretó nuestras manos. Me puse de puntillas para acercarme a sus labios y darle un beso suave. Él me envolvió con sus brazos y me apretó ligeramente despacio.
Cuándo se alejó, lo hizo sin querer hacerlo. Trix nos guiñó el ojo y se fue junto a Thomas y el guardia de seguridad de él.
Cuándo me quedé sola me quedé mirando la nada, pero luego mis ojos se posaron sobre el cristal de la ventana, donde por un momento mo reflejo se había visto acompañado por otra persona. No me espanté, pues llevaba alucinando con verlo varios días y noches. Preguntándome a dónde es que van a parar los vampiros después de la muerte si se supone que no tienen almas.
Rebusqué mi teléfono en mi bolso, comencé a mirar viejas fotos hasta que encontré las nuestras. De cuándo aún no tenía idea de quien Loki era ni todo lo que traía en su espalda. El cargar con un amor lazado que no correspondía, él ser manipulado y haber aceptado todo por creer que podría cambiar a ese ser. A esa... Mujer.
A esa, a la que muy tentada me encontraba de querer visitar. Porque por más que la odiara por todo lo que hizo, en el fondo de mi corazón sentía que ella era la única que podría ayudarme con lo que me estaba pasando. Mis poderes, mi nueva yo. Me estaba volviendo loca.
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Cinco Razones ━ Thomas Sharpe.
FanfictionElla no sabe nada sobre el oscuro mundo que la rodea. Cree tener todo en calma al haberse enamorado de alguien como él ¿Pero que va a hacer cuando se entere de que hay otros cuatro iguales? Todo lo que tiene en el mundo es a Loki ¿Podrá resistir el...