Día 7

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"Como el destino, nos llevamos bien con tanta naturalidad.

Tú ya tienes un pedazo de mi corazón que nunca 

Te he dado."

Lee Hi - Savior

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En el momento en el que cruzaron miradas, Manjiro tuvo la corazonada de que ese chico revolucionaría apareció para revolucionar su vida. Esos ojos, esa postura. Todo él indicaba que a pesar de lo patético que se veía, tenía mucho que dar.

¿Esto era lo que se llamaba amor a primera vista?, o ¿solo era una especie de salvavidas que quería en su día a día?

La muerte de Shin lo había dejado como si su mente fuera un cascarón. Ya nada era igual. La comida, su taller, los dulces... todo tenía un gusto amargo. Pero el recuerdo de Takemichi parecía aligerar esa sensación que lo ahogaba en las noches.

—¿Podrías quedarte a mi lado mientras yo lo desee?

Pero su lamento no es escuchado. Y lentamente la oscuridad va tomando poder. Se han ido, él también. Ya no tiene por qué evitar tirar el gatillo, siempre ha estado listo... solo que nunca lo vio.

Los siguientes doce años pasan como arena entre sus dedos. Matar y comer se han vuelto sus únicas necesidades; el cielo le recuerda siempre a él y su decisión de quedarse con ella.

Son felices gracias a que lo sacrificó todo.

Los secretos son el veneno más común entre ellos. Lo protegen de Manjirou que tanto lo ama, pero Mikey ha querido ver esa sonrisa aun en la lejanía. Ama a ese Takemichi. Aunque el mundo arda y las raíces de su oscuridad se retuerzan. Ese Mikey lo ha esperado.

Mikey es quien añora. Manjirou es quien destruye. Por más que sea fácil de digerir. Takemichi es el que no ve las diferencias. Pues él así lo ama.

"Mi héroe, por favor no vengas."

No quiere ser salvado. No quiere, no quiere. Manjiro lo ha convencido de que está bien de esta forma.

—Tuve un sueño en el que se me permitió querer a alguien. Donde estabas en mis brazos y solo reíamos mientras observábamos la puesta del sol.

Ese sueño nunca se cumple. Jala el gatillo en su inconsciencia y ha dado tres disparos contra su alma gemela. Mikey escucha a Manjirou retorcerse de la risa cuál desquiciado.

Se despide, sube las escaleras con emoción. Al fin se irá de este mundo cruel, haberle disparado a su Takemitchy fue la gota que colmó el vaso. Se siente libre de las espinas que por doce años se encarnaron en su alma.

Caerá como Ícaro cayó por amar al sol.

Sin embargo, esa mano ensangrentada lo salva. Esas lágrimas que tanto adora le han devuelto la esperanza.

Por favor... Sálvame, Takemitchy...

Only - TakeMikey week 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora