"Si por besarte tuviera que ir
después al infierno, lo haría.
Así después podré presumir
a los demonios de haber estado
en el paraíso sin nunca entrar."
- 𝐖𝐢𝐥𝐥𝐢𝐚𝐦 𝐒𝐡𝐚𝐤𝐞𝐬𝐩𝐞𝐚𝐫𝐞.
¿Qué se puede hacer cuando tu corazón es...
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𝐋a noción del tiempo había desaparecido, probablemente, con el cuarto vaso de vino de elfo que Bliss empinaba en sus labios. La risa melodiosa de Lily, la dulce madre de Harry, es acompañada con la estruendosa de Sirius quienes, como si hubieran vuelto a sus años de adolescencia, se reían de una anécdota de su amigo.
"¡Y Minnie gritaba por las escaleras cuando Prongs voló en picada persiguiendo a la gata de Filch!" Ríe Sirius a carcajadas.
James ríe un tanto avergonzado por la imagen que su único hijo estaba teniendo de él, incluso si esa historia ya había sido contada antes.
"¿Quién es Minnie?" Murmura Ron con una mueca de confusión y diversión.
"La profesora McGonagall, Ron." Contesta Hermione un tanto divertida por la obvia deducción.
Tanto Fred como George escuchan con entretención las anécdotas del grupo de amigos más adulto. Habían sido un ejemplo a seguir en lo que respectaba sus travesuras en Hogwarts y era indudablemente un orgullo haber alcanzado el mismo nivel que el cuarteto.
"Aun no entiendo cómo no los expulsaron..." Suspira Lily con diversión.
Sus acciones siempre eran guiadas por la educación y reglas de conducta, al igual que Hermione, pero se notaba a leguas que ya había sido influenciada por su esposo y mejores amigos desde la adolescencia.
Es turno de Remus de reír, negando con su cabeza. "Muchas veces estuvimos al límite, pero fue sólo porque Peter creyó que era gran idea transformarse en rata justo cuando la Sra. Norris estaba frente él."
"Pads tuvo que perseguirla para espantarla y así Filch lo seguiría." Agrega James, ocultando su sonrisa detrás de su vaso.
"Era eso o borrarle la memoria." Se defiende Sirius en cuanto eleva ambas manos en acto de inocencia.
"Claro, pero estuvieron un mes preguntando de dónde salió ese perro pulgoso..." Bromea Remus, quién recibe una mirada de molesta diversión por parte del animago mencionado.
La conversación de los amigos continúa entre risas y bromas molestas, como si no se vieran casi todos los días. Bliss puede notar la similitud de cercanía y amor entre aquel grupo de amigos y el suyo propio.
"¿Siempre han sido así?" Le pregunta a Harry, quién nunca se ha cansado de escuchar a su padrino y tío discutir entre insultos sin intención de dañarse, sino más bien en hacer reír a los demás.
"Sí, aunque cuando era más pequeño no usaban tantas groserías." Responde con suma entretención en su tono de voz.
"Desde que los conozco son revoltosos, a diferencia de mis padres..." Suspira la bruja mientras sus manos acomodan uno de los almohadones confeccionados por la matriarca de la casa.
