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Había despertado muy emocionada, era la primera vez en toda mi estadía en este lugar en el que podía salir, tal vez no con total libertad, pero si con el hombre con el que estuve pensando toda la noche.

Al terminar de comer y bañarme Lily me ayudó con mi atuendo, arregló mi cabello y me dió un toque de maquillaje. Me veía... Diferente, me veía hermosa.

—Mucha suerte en su cita mi lady.

Dos guardias me llevaron al lago a esperar al duque. El lugar era hermoso, era verde y seguramente la tierra era muy fértil.

Estuve al rededor de media hora esperando  a Keigo. A decir verdad estaba preocupada ¿Y si le había pasado algo? Tal vez lo habían atacado o tal vez... Solo estaba ocupado.

Unos ruidos se empezaban a escuchar ruidos del césped, más bien, de caballos. Emocionada me asomé a ver pero palidecí de inmediato.

Eran mercenarios, sus caballos venían hacia nosotros ferozmente, los guardias me protegieron de inmediato. Traté de pensar rápidamente, una vez vi uno de los cadáveres de los mercenarios en el suelo tomé su espalda y traté de ayudar. Atacaba a los hombres como podía recordando los consejos de Rumi, pero no paso mucho tiempo hasta que oímos más caballos. Miré con pánico hacia aquella dirección pero pude sentir un gran alivio al ver la cabellera rubia de Keigo a la vez que atacaba a esos mercenarios junto a muchos más caballeros que el rubio traía consigo.

Los caballeros reales lograron neutralizar algunos mercenarios y a los que seguían luchando los mataron, el bello paisaje que había visto antes ahora solamente era un río de sangre. Los caballeros encadenaron a los hombres subiéndose a sus caballos para volver al castillo. Pude ver a Keigo acercarse a mi.

—¿A quien le dijiste acerca de nuestra salida?—Tomó mi rostro entre sus manos mirándome fijamente, ¿Me había equivocado?

—Solamente le dije a Lily, mi lord...

El soltó un suspiro y acarició mi rostro besando mi frente.—Que bueno que estás a salvo.

Sentía mi rostro arder, la tensión que sentía se esfumó de inmediato y lo abracé.—Volvamos al castillo.—Este me subió en su caballo y se subió junto conmigo para volver al castillo dónde estaríamos seguros.

Al llegar Keigo les hizo unas señas a Rumi y ella desapareció, para luego volver junto a... ¿Lily? Tenía una capucha negra que cubría su cabeza, sostenía una maleta con fuerza y gritaba con que la dejara libre.

—La tengo.—Rumi colocó a la sirvienta de rodillas, tomando sus manos con una de las suyas y luego apoyo su otra mano en la cabeza de la chica.—Será mejor que confieces, te irá peor si no.

La rubia se mantenía en silencio, lágrimas de rabia eran visibles al igual que su cuerpo temblaba por la misma razón.—¡Nunca lo entenderían personas como ustedes! ¡Lo tienen todo en esta puta vida!

—¿Entonces?

Ella suspiró enojada y se resigno a hablar.—El rey dijo que me daría mucho dinero y un mejor estatus social si le daba información acerca de la esclava que había comprado el duque. A demás, es totalmente absurdo que una noble como yo deba llamar a esa golfa "mi señora" o "mi lady"

Me sentía... Mal... Sentía que había podido confiar en ella y esto sucedía, me acerqué con un rostro serie y levanté su rostro, apreté su mentón y limpie con mi pulgar el rastro de lágrimas de sus ojos.—No soy una esclava, o una golfa, no lo fui y nunca lo seré.—Solté su rostro y me aleje, iría a mi cuarto y dejaría que Keigo y Rumi decidieran su destino, después de todo no era mi asunto saber si ella moriría, viviría o seria una presa.

Solo puedo verte a ti. KeigoXTnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora