Capítulo 26

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Nos pusimos en un pedestal, sin darnos cuenta del dolor de la caída.

Pov Calle.

Miré al frente apretando el volante con fuerza, estaba demasiado molesta con la chica que tenía a mi lado.

—¿Por qué no me lo dijiste?— Repliqué apretando la mandíbula.

Porque no quería dejarte.— Respondió Elizabeth a mi lado, reí irónica.

—¿Y te parece justo empezar algo conmigo y qué tú te vayas a Europa?— Arrojé con molestia, quitando mi vista unos segundos de la carretera.

Te he dicho que podemos irnos juntas.— Insistió otra vez con el mismo tema, le dí un golpe al volante.

—¡No se trata de eso, Elizabeth!— Grité fuera de mis cabales.—¡Me mentiste con un demonio!— Añadí con voz herida.

Tenía tanto tiempo, tantos momentos para decirme la verdad de que se iba, y ella simplemente no tuvo la suficiente confianza de decirlo. Ahora quería que abandonará mi vida por ella, solo por lo que su padre quiere.

—¡No sabía cómo decírtelo!— Gritó ella en respuesta, jalando sus cabellos.

—¡¿Y Lucas si podía hacerlo?!— Espeté furiosa, con los celos a tope.

Era su jodida novia y no me había dicho nada. ¿Por qué mierda tenía que decirle nuestros planes a futuro al chico que siempre le gustó?

—¡Lucas es mi amigo!— Replicó con voz seria, resoplé frustrada.

¡Amigo que te quiere coger!— Escupí con rabia, viendo su cara.

¡Ya te he dicho que... Cuidado!

Desperté de golpe con la respiración pesada, sintiendo una fina capa de sudor en mi frente, hice una mueca sintiendo un terrible dolor de cabeza increíble.

Miré a mi costado y me topé con la espalda desnuda de Irene, Natalia, ni idea de cómo mierda se llamaba.

Salí de aquella cama en total silencio, busqué mi ropa interior y empecé a cambiarme, miré cómo aquella chica se removía en la cama, terminé de vestirme y no podía creer que la música aún sonaba.

¿Qué puta hora era?

Bajé hasta la planta de abajo y miré los rayos del sol apenas saliendo, la música seguía sonando, pero había un mundo de adolescentes ebrios dormidos regados por toda la casa. Busqué mis llaves y teléfono, agradecí que aún estuvieran en mi pantalón.

Salí de aquella casa y fui directamente a mi coche, me subí a este y pegué un bostezo, necesitaba un café urgentemente. Sentí mi teléfono vibrar y lo saqué de mi bolsillo, tenía mensajes de mis mejores amigos.

Los gigolós de Colombia.

Das. (baño público): No me jodas. 5:15 am. ✓✓ Visto.

Das. (baño público): ¿Qué mierda pasó hoy? 5:16 am. ✓✓ Visto.

Iri. (nalanja muelta): No lo sé, pero creo que a Dani le afectó ver a Poché. 5:17 am. ✓✓ Visto.

Iri. (nalanja muelta): ¿Dónde estará? 5:17 am. ✓✓ Visto.

Das. (baño público): Pues cogiendo, pendeja. Así se desquitó. 5:20 am. ✓✓ Visto.

Iri. (nalanja muelta): Yo solo sé que quiero golpear a ambas. 5:21 am. ✓✓ Visto.

Das. (baño público): X2. 5:22 am. ✓✓ Visto.

La lista || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora