Capítulo 27

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Desearía volver a la noche que nos conocimos, así no recordaría tus crudas palabras.

Pov Calle.

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Estaba en mi habitación terminando de vestirme para bajar a cenar, me recargué en el lavabo de mi baño suspirando pesado, alcé mi vista y vi mi reflejo en el espejo.

Tenía los ojos algo rojos, se veían cansados y debajo de ellos habían ojeras, de por sí ya tenía herencia de tenerlas, pero ahora de notaban más. Sacudí mi cabeza y fui a mi cama para tomar mi camiseta.

Estaba terminando de ponermela cuando la puerta de mi cuarto se abrió, rodé los ojos al ver a Dallas e Irina peleando a las espadas, pero las espadas era sus dedos.

—¡Se toca antes de entrar!— Exclamé irritada, los chicos siguieron peleando.

— Putazo en la costilla para que sientas mi poder.— Dallas le pinchaba la costilla a Irina y ella se quejaba.

— Ya te voy a dar en los huevos para que quedes estéril, baboso.— Amenazó Irina a Dallas, él hizo una mueca de horror.

— Uy quieto.— Decía Dallas tapando su entrepierna, reí.

— Son unos idiotas.— Mencioné rodando los ojos.

Mis mejores amigos rieron y se sentaron en mi cama, Dallas molestaba a Irina y a su cabello, mientras la chica de lentes le daba un golpe en la cabeza.

— Así nos amas.— Replicó Irina con tono de voz divertido.

— Bueno, ya estamos aquí.—Comentó Dallas.—¿Comeremos langosta y caviar con la realeza?— Bromeó ladeando su cabeza, le saqué el dedo medio.

— No, te daré un pan podrido.— Contesté soltando una risita burlona.

— Bueno, no me quejo.— Se tiró en mi cama y sobó su estómago.— He comido cucarachas.— Bromeó, hice una mueca de asco.

—¿Es verdad qué te saca los pedos?— Irina preguntaba con curiosidad.

— Uy si, mira.— Replicó mi mejor amigo, alzando su pierna y tirarse un gas.

—¡Dallas, no seas asqueroso!— Grité tapando mi nariz, pues la bomba de mi mejor amigo apestaba.

— Asco.— Murmuró Irina abanicandose con su mano.

— Deja de tirarte pedos y vamos a cenar.— Reproché frunciendo los labios, aún apestaba.

—¿Por qué tanto misterio con la cena?— Cuestionó el tatuado, resoplé.

—¿Mataste a alguien?— Acotó Irina, fruncí mi ceño viéndola.

— No.— Contesté cruzandome de brazos.

— Ah bueno.— Habló Irina tranquila.— Si algún día lo haces yo puedo ayudarte a convertir sus restos en abono.— Abrí y cerré mi boca enchinando los ojos.

— Iri, wtf.— Solté una risita, Irina se encogió de hombros.

— O podemos dar el muerto a los cerdos, ellos comen hasta los huesos.— Hice una mueca de miedo al tener esa imagen mental.

— Haré cómo que no guarde esa información en mi cerebro.— Comentó Dallas pensativo, suspiré al escuchar el crujir de mi estómago.

—¿Podemos bajar?— Inquirí alzando mis cejas.— Tengo hambre.— Añadí con obviedad.

Dallas se ponía de pie cómo resorte de mi cama, llevó sus manos hacia atrás y salió corriendo cómo una bala de mi habitación.

—¡Soy Naruto!— Exclamó haciéndome rodar los ojos.

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