Capítulo 11

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Déjame perderme en tus ojos con súplicas susurrando tu nombre.

Pov Poché.

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Mis labios inexpertos besaban los suyos con la misma intensidad que ella besaba los míos, sus manos tomaron mis nalgas haciendo que diera un salto para enredar mis piernas en su cintura. Jadeé abrumada sintiendo sus dedos clavarse en mis nalgas con posesión.

— Calle...— Susurré cerrando mis ojos, echando mi cabeza hacia atrás, ella besaba el valle de mis senos, su lengua recorriendo mi piel caliente.

Daniela tomó mi rostro demandante, haciendo que viera sus ahora ojos dilatados, se acercó a mi boca y tomó mi labio inferior entre sus dientes, un pequeño gemido salió de mis labios al ver ese gesto tan candente. Devoró mi boca con la suya volviendome loca.

Aún con mis piernas envueltas en su cintura, me llevó hasta una mesa de billar que no sabía que estaba ahí. Calle de un golpe apartó las bolas del billar, me sentó en la mesa de billar y empezó a besar mi cuello con impaciencia y salvajismo.

Sus manos quitaron mi vestido dejándome en sostén, sentí mis mejillas coloradas cuándo quitó el sostén, sus dedos tomaron mis pezones y los jaló provocando un dolor placentero, enviando corrientes a mi vagina.

Bajó su cabeza y tomó uno de mis pechos desnudos con su boca, eché la cabeza hacia atrás diciendo maldiciones por lo bajo. Todo era tan nuevo que me abrumaba, pero era una jodida delicia. Apreté mis dedos contra su espalda moviendo mis caderas contra ella.

— Me encanta cómo te mueves para mí.— Murmuró con un tono de voz excitante.

Subió por mi pecho, dejando besos húmedos y mordiscos, sentía su lengua tibia recorrer mi piel con deseo, sus labios hinchados, su respiración pesada y su cabello castaño revuelto la hacían ver tremendamente candente.

Volvió a besarme otra vez, pero está vez me bajó de la mesa, Calle tomó mi cintura y en un ágil movimiento me dió la vuelta, su mano envolvió mi cuello y sus dientes se clavaron en mi hombro, gemí de dolor, pero sentí una punzada deliciosa en mi centro.

— Chupa.— Ordenó Daniela en mi oído.

Dos de sus dedos se posaron en mi vista, dudosa tomé sus dedos metiendolos a mi boca.

Daniela comenzó a embestir mi boca con sus dedos, sacándolos de afuera hacia adentro, su mano libre apretando mi cuello, mientras bajaba y poseía uno de mis senos desnudos, estimulando mi pezón.

Ella embestía mi boca con sus dedos, aquello lo sentía tan extraño pero excitante, haciendo que una humedad creciera entre mis piernas y mi vagina punzara totalmente necesitada.

Calle sacó sus dedos de mi boca y un hilo de saliva chorreó por mi barbilla, ella soltó mi seno y de pronto me encontraba con mi mejilla contra la mesa, dejando mi culo al aire, los pies de Daniela separaron mis piernas rápidamente, me aferré a la mesa sintiendo los latidos de mi corazón salir de mi pecho.

— Es una delicia tener tu culo a mi disposición.— Sentí cómo quitaba mi vestido solo dejándome en ropa interior.

Me quedé quieta, mientras sentía la mano de Daniela colarse por mi ropa interior, recargué mi barbilla contra la mesa expectante, entonces sentí sus dedos húmedos por mi saliva juguetear con mi humedad.

— Oh Dios, Calle...— Cerré mis ojos sintiendo cómo estimulaba el punto de nervios que necesitaba ser atendido con urgencia.

—¿Te encanta, cierto?— Gemí mordiendo mí labio inferior cuando sus dedos presionaron mi clítoris, rozando mi culo contra su pelvis.

La lista || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora