I did it for you

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Los muros empiezan a teñirse de carmesí, la tierra se levanta del suelo por el viento que mueve las piedras lanzadas por el titán bestia, pedazos de roca caen con rudeza sobre el suelo y el estruendo de los golpes inundan los oídos de todos los cadetes.

Capitán y comandante se aíslan de los gritos de pánico de sus subordinados.

Erwin se sentó sobre en una caja de madera apoyando sus lamentos en la fachada de una casa en ruinas, y sus mirada parecía reflejar con tristeza aquel despejado cielo azul.

—Supongo que lo que tengo en la cabeza, no es más que un sueño infantil ¿verdad? —dijo sacando  a la superficie aquel hombre con sueños derrumbados, un hombre con una valentía inquebrantable que mintió en su propósito, pero que también llevó a sus espaldas las consecuencias de todos sus actos, y Levi no pudo hacer más que mirarle ¿qué más podía hacer después de que le había revelado su verdadero motivo de lucha?

Se agachó, flexionanndo su rodilla derecha para recargar su mano y levantó la cabeza para sostenerle la mirada a su comandante.

—Has luchado con valentía y honor, si no fuera por ti la humanidad no hubiera llegado hasta este punto. —Levi posó su mano con delicadeza sobre la mandíbula pronunciada de Erwin, quien a pesar de estar sorprendido ante el gesto, no se alejó, en vez de eso puso su mano sobre la derecha del capitán—. Abandona tu sueño y muere —se acercó juntando sus frentes mientras cerraba los ojos con fuerza, sus labios estaban casi tocándose, podía sentirlo—, guía a esos cadetes al infierno y yo… —Levi sintió una lágrima una lágrima traicionera bajar por su mejilla y resbalarse por sus labios, acariciando los de Erwin también—, yo mataré al titán bestia.

Erwin pasó delicadamente su pulgar por el labio inferior de Levi para limpiar el rastro de aquella lágrima, y entonces la pequeña distancia que los separaba se había esfumado; Levi se había acercado para juntar sus labios, y como si el camino de sus bocas ya hubiera sido recorrido antes, comenzaron a moverse con lentitud en una armoniosa sintonía, parecía que la situación sabía cuan necesitados estaban de demostrar que se complementaban el uno al otro, así como el sol y la luna cuando se unieron en su primer eclipse.

Un eclipse perfecto, hermoso y desconcertador, pero también uno corto, muy corto.

Cuando se separaron los ojos grisáceos de Levi miraron temerosos a los azules de su superior.

—¿Por qué? —La voz de Erwin no se suavizo ni un poco, seguía fuerte e imponente, pero su mirada, como la de Levi, parecía ahogarse en el mar de recuerdos que inundaba su mente.— ¿Por qué me besas ahora que sabes que voy a morir?

Levi soltó su rostro, pero Erwin no alejó su mano y entrelazó sus dedos con ternura.

—Porque en el fondo espero que sobrevivas—dijo mientras apretaba el agarre de Erwin.

—Sabes que no hay posibilidad, tú mismo me pediste que muriera ¿no? dime la verdadera razón.

—Porque quería hacerlo antes de no poder verte de nuevo.

Erwin relajó el rostro y se le formó una pequeña sonrisa que apenas y se veía, pero que el hombre de cabellos oscuros pudo percibir fácilmente.

—Gracias, Levi —deshizo el agarre y tomó la mano de Levi, cerrándola en forma de puño para acércala a su  y besarla.

—¿Por qué?

—Porque así puedo morir sabiendo que mis sentimientos no eran unilaterales. —Se levantó rápidamente para dirigirse hacia donde estaban sus soldados y Levi también se puso de pie rápidamente.

—No puedo cambiar esta mierda, ¿verdad? —dijo antes de que avanzara más.

—Solo necesitaba que me alentarás a hacerlo. —Ahora Erwin le estaba dando la espalda a Levi, no le miró a los ojos cuando le contestó, quizás así no sabría que esperaba que lo detuviera—, mi decisión está tomada.

—Entonces la mía también lo está. —Levi no insistiría en que se quedará, sabía que la terquedad de Erwin era grande, y su carga lo era aún más. Si él no se sacrificaba, el plan fallaría.

El comandante caminó con paso firme hacia los cadetes, y Levi le siguió, ambos con la cabeza en alto, pero queriendo agachar la mirada.

Cuando terminaron de contar el plan, Erwin fue el último en subirse a su caballo; y sabiendo que en ese mundo de guerra no podría encontrar una manera para amarle correctamente supo que lo mejor que podía hacer era irse y morir con el remordimiento de dejar solo a alguien que ama.

Quería bajar, besarlo de nuevo y contarle de la vez que se dio cuenta que estaba enamorado de él, pero eso haría su despedida más difícil, así que mejor se apresuró a ponerse al frente de los cadetes, listo para guiarlos a su propia muerte.

Levi tuvo que dejar de ver los dorados cabellos de Erwin alejarse para avanzar hacia el titán bestia. Eso fue lo último que vio del comandante.

O bueno, eso era lo último que le hubiera gustado ver de él, porque después de regresar con el escuadrón de Hange luego de que el portador del titan bestia huyera por dejarlo medio muerto, un cadete llegó con Erwin agonizando sobre sus brazos con una herida profunda al costado de su abdomen, su mirada estaba apagada y su voz sufría con horror.

Tenía en su poder el suero para salvarlo y convertirlo en titán, pero también tenía sobre él a los cadetes, queriendo salvar a Armin.

¿esa inyección lo salvaría?

Su decisión fue definitiva. Peleó por el suero para dárselo a su comandante.

Pero, cuando observó su rostro cansado, no sintió alivio ¿por qué no sentía que le estaba haciendo un favor?

Se sentía más como…una condena.

Quería salvarlo, pero inyectarlo no salvaría su alma, ni sus penas, solo los condenaría, no solo a ellos, sino también a todos los soldados, incluso a toda la humanidad, porque sabía que Erwin sacrificaría lo que fuera con tal de cumplir sus metas, pero también sabía que llevaría en su espalda todo el peso de sus decisiones. ¿no era justo que muriera? ¿que descansará? ¿lo haría volver para cargar todo de nuevo?

No, no le haría eso.

Quería salvarlo.

Por eso… lo dejo ir.

Dejó que falleciera frente a sus ojos y que su dolor y amor se desvanecieran, llevándose esas sensaciones que jamás podrán experimentar juntos.

Le dejó ir, pero volvió por su cuerpo cuando la misión parecía haber terminado.

Estaba solo frente a una lápida que él había tallado y una tumba que él había cavado. Su capa ondeó ligeramente con el aire, que termino llevándose algunos pétalos blancos del ramo de hortensias que había dejado sobre la tierra. Ligeras gotas de lluvia comenzaron a caer sobre su cabeza, y él se arrodilló importándole poco que se estuviera manchando los pantalones de su uniforme; contadas fueron las veces en las que no sintió enojo al ensuciarse.

No sentía enojo.

De hecho, no sentía nada.

Depositó un suave beso sobre la lápida y se levantó. Sus dedos se movieron sobre los huecos de la inscripción:

“Para el hombre que dedicó su corazón hasta el final. Aquí yace el 13° comandante de la legión de exploración, Erwin Smith”

Angstruary [Eruri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora