Angstruary [Eruri]

Ghosting

El tecleo constante se pierde entre las palabras casi gritadas de su amiga. Respira profundo para encontrar algo de tranquilidad, aspirando, en consecuencia, el olor del café recién tostado de la cafetería en la que se encontraban.

Levi le había mostrado a Hange una fotografía de playa que había sacado del Instagram de la persona con la que había estado saliendo hace un par de semanas: Erwin Smith, un hombre que rondaba el metro ochenta y cinco, cabellos rubios y la mirada color azul, igual que el mar que se encontraba a espaldas suyas, en la foto. Torso bronceado al descubierto, sonrisa resplandeciente y bermudas coloridas que resaltaban sus trabajados muslos.

Sentía que Hange exageraba un poco con su emoción, aunque, para la chica, que Levi estuviera saliendo con alguien era más bien la noticia del siglo.

—¡No puedo creerlo, Levi! —dice alzando la voz. Él la mira con el ceño fruncido, demasiado irritado incluso para regañarle—. ¿Y qué pasó con tan hermoso hombre entonces?

—Nada.

—¿Cómo que nada? —le pregunta con la ceja alzada, mirándolo por encima del cristal de sus lentes.

—Eso fue todo. —Levanta la mirada unos segundos para observarla, pero su atuendo desarreglado combinado con su mirada retadora le hace no querer encarar la situación; por lo menos no mirándole a los ojos. Regresa la vista hacia su laptop y alcanza a tientas el mocca latte que había pedido hace rato y que ya se le estaba enfriando—. Nos vimos dos veces y después dejamos de hablar.

—¿Dejaron de hablar? ¿así? ¿de la nada?

Levi da un largo trago antes de responder—. Algo así...

—¿Algo así? —Hange acomodó sus gafas y enderezó su espalda sobre su asiento—. Sabes que puedes contarme. Soy tu amiga, ¿para qué estoy aquí si no es para escucharte?

Levi pasa su lengua encima de su labio superior, limpiando los restos de espuma que su chocolate le había dejado.

—Lo sé. Pero te conozco y en unos días te estarás burlando de esto.

—Es para que tomes las situaciones difíciles con humor, Levi.

—Sabes que esas cosas no funcionan conmigo.

Hange suelta un corto suspiro, aceptando que su amigo tenía razón.

—Esta bien, prometo no burlarme después. —Su mano viaja hasta el borde de la pantalla de la laptop de Levi, cerrándola lentamente—. Pero tú tienes que contarme todo, sin saltarte ninguna parte.

Levi cruza sus brazos encima de la laptop; un sticker en forma de flor intenta despegarse de la esquina cuando sus dedos comienzan a juguetear con él. Asiente con la cabeza, aceptando el trato de su amiga.

—Está bien —dice quitándose sus propios lentes. El marco fino de color negro se ha quedado ligeramente marcado sobre su entrecejo—. Lo conocí el día que salí con los chicos de la oficina para festejar el cumpleaños de Mike.

—¿Era un amigo de él?

—Para nada. Estaba bebiendo al lado de nosotros y después de unos tragos Mike lo invito a beber con nosotros.

—Supongo que no fuiste tú el que habló primero.

—Ajá —Levi bebe de su vaso de nuevo. Tarda un momento en volver a dirigirse a Hange—. Él se me acercó, bebimos un poco más y después me pidió mi número.

Hange tiene que hacer preguntas para que Levi continue su historia; sabe que su amigo necesita ligeros empujones para sacar las partes más jugosas del chisme.— ¿Qué pasó después? ¿Se besaron? ¿terminaron en su casa? ¿hicieron...