Angstruary [Eruri]

Hallucinations

Erwin abrió los ojos con pesadez, como si acabara de despertar temprano por la mañana. Estaba sentado en el suelo y recargado en una pared blanca frente a lo que parecía ser una habitación de hospital. Ni siquiera sabía porque estaba ahí ¿algún familiar había tenido un accidente?

Pensó que tal vez se había quedado dormido esperando a que le dieran información de la persona de la habitación, o quizás estaba esperando a que saliera, así que se levantó y asomó su cabeza para ver a través del cristal de la puerta, pero no había nadie, la habitación estaba vacía y la cama dentro estaba perfectamente arreglada, cuando camino en busca de alguien que pudiera brindarle información pareció sorprenderse por no encontrar a algún médico, tampoco encontró gente herida o enferma ni familiares esperando por algún paciente dentro. ¿acaso era un sueño? ¿en que universo un hospital de una ciudad tan ajetreada como lo era esa se encontraba vacío?

A medida que avanzaba entre los pasillos del hospital, estos se hacían cada vez más pequeños, cada vez más estrechos. Su respiración estaba comenzando a agitarse y él se sentía agobiado ¿se estaba volviendo loco? Las luces amarillentas que estaban colgadas sobre el parecían tambalear, igual que él mientras trataba de caminar entre esas paredes.

Entonces vio una puerta.

Se acerco torpemente hacia la salida, y cuando atravesó el umbral, la luz intensa desapareció, cambiando a una suave luz blanca que venía de unos faroles, los cuales iluminaban la penumbra de la noche en el patio del hospital.

Apenas y dio unos pasos ahí, sintió una ráfaga de viento cálido rodearle el cuerpo, haciéndolo sentir, de alguna forma, seguro.

Caminó hacia un árbol que estaba cerca y tomó entre sus dedos las hojas de este, alcanzando a arrancar con delicadeza una pequeña flor de pétalos rosas, que reflejaban ligeramente la luz de los faroles sobre las gotas de la brisa que estaba cayendo. Acercó la flor a su rostro y olió la suave fragancia que destilaba. Frente a él vio una enorme fuente, que parecía recién instalada de lo limpia que se veía. Tenía figuras grabadas por toda la base y el agua caía tan apaciblemente sobre los hermosos recipientes de piedra, se acercó lo suficiente para observar la finura de los detalles y pasó su mano por el fondo de la fuente, alcanzando a mojar un poco la manga de su camisa.

Se había sumergido tanto en la serenidad del lugar que no se dio cuenta que, del otro lado de la fuente, había alguien sentado, y aunque estaba de espaldas, pudo reconocer fácilmente quien era, es decir, era imposible confundir esa estatura.

—¿Levi? —El mencionado alzó la cabeza, y cuando vio a Erwin una pequeña sonrisa se formó en su rostro— ¿qué hacemos en el hospital?

La sonrisa de Levi pareció esfumarse cuando Erwin preguntó eso. Se levantó para observar los árboles, dándole la espalda otra vez.

—Así que lo has olvidado de nuevo —La vista de Levi pareció perderse entre las frescas ramas con hojas verdes, y a la par que se acercaba a estas fue rodeado por pequeñas mariposas rosadas, que el brillo del cielo nocturno hacía que parecieran luciérnagas.

—¿Qué? ¿de qué hablas? —se acercó a Levi para tocarle el hombro, y pudo notar unas marcas rojas rodeando su cuello— ¿venimos a que te revise un médico? ¿estas bien?
Erwin juró que escuchó a Levi soltar una tenue risa, que, en vez de tranquilizarlo, solo lo puso más nervioso.

—Yo me encuentro perfectamente —dijo pasando sus dedos sobre su cuello— él que no está bien eres tú.

—¿Disculpa? —preguntó confundido.

—Que parece que estoy mejor que tú —respondió el Levi mientras sostenía una mariposa en mano, observándola fijamente— pareces muy asustado.

—No sé qué quieres que haga cuando me acabo de despertar y no recuerdo nada, me siento confundido.