Fracaso

Rojo

Pasaron tres años. Jungkook cumplió dieciocho. Se había dado cuenta que la plata que su padre le pedía era para mantener a su otra familia. La última vez que vió a su madre biológica fue en su cumpleaños número ocho, cuando le contó lo que su padre le había manoseado.

La nueva esposa del padre de Jungkook no se divorció porque quería cuidar del azabache. La mujer supo que su esposo usaba al niño como fuente de dinero en ese entonces. Si no fuera por Jungkook, se hubiera separado años antes, cuando se enteró que su esposo le mintió en la mayoría de lo que se trataba su vida íntima.

Lisa no sabía aún por lo que pasó Jungkook, aunque lo trata como si fuera su propio hijo. Susi tiene cinco años y ama profundamente a su hermano mayor. Taehyung, lamentablemente, hace tres años se fue al extranjero a estudiar por un pedido de su madre.

La rutina de Jungkook seguía siendo la misma, solo que Lisa le cocinaba comida muy rica al volver del colegio y del trabajo. Los sábados, Jungkook visitaba a su abuela en un cementerio.

Su padre nunca estaba en casa, pero eso no le importaba ni a Lisa ni a Jungkook. Eran felices siendo tres en vez de cuatro.

Pero esa noche, cuando regresó de su trabajo, a Jungkook se le quebró su mundo.

Apenas entró a la casa vió la pequeña Susi tirada en el piso de la entrada con manchas rojas sobre su vestido blanco. Corrió hasta la sala de estar, y pudo ver a su padre violando el cuerpo inerte de Lisa.

Al lado del mayor había un cuchillo de carnicero. El rubio tiró el cuerpo de su mujer y se dirigió hacia su hijo con el objeto filoso. Agarró el mentón de Jungkook con delicadeza.

-Eres muy hermoso para ser real.- Le susurró en su cara. Soltó el cuchillo y acorraló a Jungkook contra la pared de la sala de estar. Mientras que su mano izquierda agarraba la diminuta cintura de su hijo, metió su mano derecha dentro de los pantalones del menor.

Jungkook podía sentir el típico olor a alcohol proveniente de la boca del mayor. Por primera vez en la vida, no sintió asco de su padre, se quedó quieto mientras dejaba que su padre hiciera lo que quisiera con él. Aunque algo tenía en claro, no quería volver a su antiguo estilo de vida.

-Tú me arruinaste la vida. Si no hubieras nacido, seguiría siendo rico y tu madre estaría conmigo.

-Ella se hubiera alejado de tí tan pronto supiera como eras de verdad.

-Igual se alejó junto a toda su fortuna, ¿pero sabes por qué? Porque tenía otro hombre a su lado.

-Mejor que tú seguro.

-Ella fue la que me engañó, yo no. Si ella te quisiera, tú hubieras estado con ella. Pero yo te quiero, por eso estás conmigo.

-Me quiero ir.- Dijo Jungkook mientras le salía una gota de su ojos.

Las piernas del azabache se debilitaron, cayó al suelo de rodillas y se sentó apoyando su espalda contra pared.

-Tú no sirves para nada, pero puedes ser bueno en esto.- Mencionó el mayor quitándose los pantalones para posicionarse encima de su hijo.

-Al final, le gané a tu madre con tu tenencia, le gané a Lisa matándola, y ahora, tenerte solamente para mí... será otra victoria.

-Tú no ganas nada, eres un psicópata.

-Tal vez, pero me agrada este estilo de vida. ¿Alguna vez te haz preguntado qué ha sido de tu madre? La maté hace años porque no paraba de molestarme con sus abogados para poder estar contigo. Maté a tu abuela cuando quiso llevarte lejos de mí. Maté a Lisa por querer divorciarse de mí y poder irse a vivir contigo. Todos te quieren... ¿no? Si yo te tengo para mí, significa que les gané. Tu madre nunca te quiso, pero al parecer el tiempo si cambia a las personas, ella te quiso alejar de mi, y luego tú con tus charlas. ¿Creíste que contarle que habías sido abusado bastaría para alejarte de tu hogar?

-Si me hubieras llevado a un orfanato estarías mejor, pero eras tan egoísta que no podías abandonar a tu hijo. Podrías haber hecho mierda de tu vida, pero la mía no. Ya no te aguanto.- Dijo Jungkook, agarrando el cuchillo que estaba a su lado.

- Si no estás vivo, nadie sufrirá más.- Dicho esto, clavó el objeto en el cuello de su mayor, este lo miró con una sonrisa. El menor sacó y volvió a hincarle el cuchillo.

Pasó media hora, y el azabache ya no podía seguir observando los cuerpos de su hermanita y madre postiza muertos. Él era igual que su padre. Un asesino. Él era el fracaso y la desgracia de toda su familia.