Please don't leave me | Galex.

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George es consciente de las voces a su alrededor, pero hace bastante tiempo ya que se desconectó de la conversación que se desarrolla sobre él entre su madre y sus hermanos, y de la que no forma parte aunque él sea el tema principal.

Su madre está acomodando por quinta vez la sábana que lo cubre y George no le dice nada porque realmente está cansado de decirle que "Está bien, mamá. Estoy bien.". Ella sigue hablando sobre la posición más cómoda de la cama y la luz y la ventana y todo para que se sienta mejor y, ya que parece ayudarla a lidiar con esto, George ha elegido dejar de decirle que no se preocupe por eso.

Sus hermanos mayores, por otro lado, discuten por el control remoto como un par de perros rabiosos (y ruidosos). No es como si George esperara algo diferente de ellos. Al principio estaban preocupados, gritándoles a los doctores e ignorando el espacio personal de George para comprobar su estado ellos mismos. Sin embargo, cuando estuvieron seguros de que no iba a morir, empezaron a ser bastantes ruidosos.

George se hunde en la camilla con un resoplido frustrado, deseando que ésta se lo trague.

No ha visto a Alex desde hace dos días, específicamente desde el momento en que Karev le contó todo lo que sabía sobre lo que sucedió en el hospital (el tiroteo, suministra su mente, pero esa palabra le da náuseas y prefiere no pensarla). Luego llegó su madre y todo fue un caos desde ahí, por lo que Alex se había marchado casi de inmediato para "darle espacio con su familia". Y no volvió.

George se pregunta si en verdad Alex se preocupó por él, o si solo estaba junto a él cuando se despertó porque, bueno, casi murieron juntos y todo eso. Al menos, el tiempo sin él le ha dado tiempo a George para pensar en algunas cosas, un intento pobre de procesar lo que sucedió. Sabe que hay mucho que no recuerda, entre la bruma de dolor y sangre en que flotó entre la consciencia y la inconsciencia. Intenta buscar que detalles se perdió, que estaba haciendo cuando pasó... Y Alex está en el centro de todo: presionando su herida, sosteniendo su mano, suplicándole que resista de una manera en que solo Alex Karev puede hacerlo

Y luego están las palabras que se deslizaron de los labios de George entre la perdida de sangre y la neblina... George le dijo...

Te amo.

Es tan estúpido. Acaba de sobrevivir a un maldito tiroteo, le dispararon, y eso es casi todo en lo que puede pensar. Las palabras de Alex y la forma en como apretaba su mano cuando se despertó y...

—Georgie, cariño, ¿seguro que no quieres otra manta? Estás tan pálido...

Benditos sean los cielos, la puerta de su cuarto se abre en ese momento y lo salva de tener que respoderle esa pregunta a su madre por quinta vez. No lo malentiendas, ama a su madre, pero a veces su preocupación lo abruma.

Por un momento, espera que sea Alex quien acaba de entrar. Sabe que es una idea tonta, casi tanto como el hecho de que se enamoró de Alex Karev aún sabiendo que lo que hacían no significaba nada para él en primer lugar. Y como lo sabe, es fácil ocultar su desilución cuando es Lexie quien le devuelve la mirada desde la entrada.

No es la primera vez que ve a Lexie desde que se despertó. Ella también vino ayer. Él le agradeció por salvarlo y ella tomó su mano y lloró, y luego se disculpó por llorar y prácticamente huyó. Hay círculos profundos debajo de los ojos de ella que reflejan cuanto le ha afectado esto. Honestamente, George se sobresalta dolorosamente cada vez que escucha un ruido fuerte, que le recuerda el ruido antecesor al dolor más grande que alguna vez haya sentido, así que entiende que es difícil.

La parte estúpida de su cabeza le sugiere que tal vez eso le sucede Alex, que por eso desapareció, pero luego lo descarta porque está realmente cansado de justificar a Alex cuando ni siquiera el mismo Alex lo intenta.