Please don't leave me | Galex.

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Tanto a George como a Alex los suben a unas camillas para trasladarlos hacia el exterior. Hay varias ambulancias esperando, pero a George lo suben primero porque su condición es crítica. Luego, suben a Alex a otra. Ambos son llevados al hospital presbiteriano como todos los otros que salieron heridos en éste calvario.

Alex odia absolutamente la idea de separarse de George y tener que perderlo de vista, pero está cansado y no tiene energía para pelear por eso. Todavía es doctor, sabe que necesitan mover a George muy rápido y que no debe estorbar en eso, no cuando es la mejor opción para que George se salve.

Así que, acostado en la camilla con una máscara de oxígeno sobre la boca, mientras los paramédico se arremolinan a su alrededor, Alex se permite cerrar los ojos. Probablemente ayuda que el paramédico, los dioses lo bendigan, le haya puesto algo para el dolor.

Todavía puede sentir la mano de George en la suya, y Alex ni siquiera tiene la energía para pensar en todo lo que dijo en esa habitación, todo lo que Mark Sloan y Lexie definitivamente escucharon. Solo puede pensar en volver a tener la mano de George en la suya y decirle todas esas cosas cuando él pueda escucharlo.

Te amo. Es lo único que importa. No la gente. No la vergüenza. No el miedo. Solo decirlo. Quedarse con George y ya nunca soltarlo.

George va a estar bien. Tiene que. Alex no cree que sobreviva si él no lo está... Menos sabiendo que perdió demasiado tiempo con él por ser un idiota.

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Lexie se afirma en el mostrador y observa como acomodan la camilla de Alex en la habitación del frente. Observa los monitores y las intravenosas y se dice así misma que está bien, que va a estar bien. Lexie respira profundo y repite en su mente el diagnóstico de Alex de memoria: Su herida no era grave de entre lo que cabe para un disparo de bala. Necesitará fisioterapia, por supuesto, pero tendrá una recuperación completa de funciones. Recibió una transfusión de sangre. Necesita quedarse en reposo en el hospital una semana (A Alex no le gustará eso). Usará un cabestrillo. Probablemente estará inconsciente un rato por los medicamentos, pero despertará pronto.

Oh, y él le dijo a George que lo ama.

Alguien pone una mano en su hombro repentinamente y, aunque el toque es suave y cuidadoso, hace saltar a Lexie de todos modos. Ella da un respingo y jadea y, por un minuto, vuelve a estar frente a ese hombre destrozado con un arma apuntándole, exigiendo justicia por su esposa.

«Yo la desconecté. Es mi culpa.»

—Hey, tranquila —Mark le dice, su voz suave que estaba reservada para susurrarle al oído cuando se acurrucaban en la cama a media tarde, cuando solían hacer eso—, soy solo yo.

Correcto.

Hubo un tiroteo.

Un hombre le disparó a muchas personas.

Un hombre mató a muchas personas.

Un hombre le disparó a sus amigos.

Un hombre casi le dispara a Lexie.

Sus amigos casi se desangran en sus brazos.

Y Alex ama a George.

Lexie parpadea, traga saliva y hace acopio de toda su fuerza para mirar a Mark a los ojos.

—¿Los demás? —ella pregunta, su voz repentinamente pequeña, como una niña asustada. Es una pregunta amplia, pero Mark sabe a quienes se refiere.

—Derek está en cirugía —Mark responde. Sus puños se aprietan al interior de sus bolsillo. Lexie se pregunta si acaso él siente la misma culpa que ella por estar aquí, de pie sin una sola herida, cuando muchos murieron, cuando sus amigos fueron heridos. Cuando George y Alex casi se desangran frente a ellos sin que pudieran hacer nada.