De Gringolandía a Changolandía.

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Nightmare, un joven adinerado bastante famoso, vivía junto con su familia, Su madre y su querido hermano Dream, los tres tenían que lidiar con la muerte del marido de la señora Joku, el dinero que había dejado tras su muerte el señor les servía bastante para mantener aquella vida de lujos que siempre tenían.

– Mom, I'm going to visit dad.You come?– dijo el de cabellos negros, mirando a su madre mientras se colocaba un abrigo negro, y tomaba un paraguas.

– I'm so sorry baby, I have to go with your brother to an interview. See you later, honey.– la madre acomodaba bien el corbatín de su hijo rubio.

– Good luck brother, good luck mom.– salió de aquella casa para ir caminando hacía el cementerio donde habían enterrado a su padre.

Nunca supo realmente la razón por la que su padre había muerto, fué una desaparición imprevista, pero sin duda lo extrañaba, toda su familia lo extrañaba, era un hombre bastante dulce con toda su familia.

Su padre siempre había querido que tuviera novia, pero para el joven tener pareja era un desperdicio de tiempo, no le gustaba mucho convivir con tanta gente, le gustaba esconderse un poco tras la sombra de su hermano al ser un introvertido, aunque sonará mal su hermano era su escudo de fama.

Prefería varias veces que todos se encariñaran más con el, ya que todos los mensajes por internet lo agobiaban, simplemente no podía aguantar tanta presión social y acoso por parte de las chicas que decían que era bastante lindo.

Su hermano comprendía bastante que no le gustara la fama, por eso ayudaba como podía en ser un muy buen hermano y ser el centro de atención por su hermano, sí, no era tanto porque le gustara, pero su hermano era más importante que todo lo demás.

Estaba tan hundido en sus pensamientos, que realmente no se dió cuenta donde estaba, había caminado sin rumbo por las calles de aquella ciudad, era bastante raro que por el lugar donde estaba no pasara ningún auto, vió a sus alrededores, se miraba un entorno bastante problemático y sucio, daba una vibra de ser un lugar peligroso.

No era nada tonto, debía salir de ahí de inmediato, antes de que le robaran o pudieran agredirlo físicamente.
Paró sus pasos para dar unos cuantos hacia atrás, ya escuchando algunos sonidos escalofriantes, como puertas abriéndose, haciendo que su miedo aumentara aún más.

Y cuando menos se lo esperó, un tipo alto y fuerte le dió un batazo en la cabeza, dejándolo inconsciente, y a consecuencia de esto, cayendo al frío suelo.

...

Abrió sus ojos lentamente, pero no podía ver nada, tenía una bolsa de papas cubriendo su rostro, amarrada a su cuello, estaba atado de pies y cabeza, pareciera que ahí acabaría su vida, pues donde estaba había un olor horrible a muerto, sabía que sí había un olor a muerto, había cadáveres por ahí, y sí lo habían secuestrado, era para tener el mismo destino que aquellos cadáveres.

Pero escuchó como alguien entraba por la ventana, y otra persona entraba detrás de la otra que había entrado, logró ver por la bolsa desgastada como unas siluetas masculinas, con aparentes sombreros habían entrado.

– ¡Te digo, cuero! ¡Por aquí había alguien!– dijo uno de ellos, su voz parecía la de un adulto de 26 años.

– No vayas a andar metiendo hígado pa'l caldo Cani, ya ves que por andar comiendo hígado de mulo le andabas ayudando a Diosito.– dijo el otro, el cual tenía aparentemente una voz más gruesa que la del otro.

– Dale cuero, sirve pa'l caldo, ira que bueno está.– colocó su mano sobre la cabeza del joven, el cual intentó hacerse para atrás, pero no fué posible, ya que estaba recargado contra la pared.

– Échale pues Cani, mételo al carruaje y luego lo checas. De seguro y al güero le gusta pa' ayudante.–

Ambos se dispusieron a cargarlo, ya llevándoselo de ahí para meterlo a un carruaje viejo que ambos conducían, el de voz gruesa se colocó por dónde estaban los caballos, para empezar a hacer que caminen, chocando las cuerdas contra estos para que corrieran.

Camino a Gringolandía. /Killermare./Donde viven las historias. Descúbrelo ahora