Trato.

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"Cuero", ese mismo, el que anteriormente contaba con una "familia" no muy funcional, pero con una preciada hija.
Ya no tenía nada, nada que lo hiciera tener esa parte "humana" en su interior, le habían quitado la luz de su vida, el encanto en su horrible persona.

– Cuero ... –
Habló su amigo, colocando su mano encima de su hombro, notando como las lágrimas del otro empezaban a brotar sin poder detenerlo, sin siquiera querer hacerlo.

– Mi niña ...–
Habló con la voz quebrada, volteandose para abrazar a su amigo, llorando lo más que podía, nunca había necesitado de alguien para desahogarse, pero ahora, su única esperanza era su amigo.

– ....–
No decía nada, simplemente palmeaba la espalda de su amigo, ayudándolo a tener su "duelo".

Cuando una persona pierde a su ser querido, es necesario sentirse triste, para poder procesar sus emociones, para poder desahogarse.
No podía pedirle que fuera fuerte, tendría que pasar esa etapa, y decidir cuando terminaba esa agonía, él solo lo ayudaría.

– No te preocupes ... Yo me voy a encargar, de que se haga justicia por tu hija, Nadie más te hará llorar.
Le dijo con determinación, listo para lo que podía venir a cambio de sangre, esta vez, no tendrían piedad.

[...]⚠️💕 (Háganse de cuenta, q Killer tiene color de pelo blanco pq se me había olvidado q tenía pelo negro)

No sabía cómo, pero ahora mismo, el de cabello oscuro le estaba haciendo una felación.

Su cálida y suave boca mantenía adentro de ella el miembro duro y cálido del "patrón", mientras ayudaba a masturbar lo que quedaba sobresaliendo con sus manos.

¿Por qué hasta ese momento había cedido ante sus encantos? No lo sabía, talvez finalmente aceptó que no importaba el agujero, si no la urgencia.

El de cabello blanco daba quejidos, suspiros, y suaves gemidos, ayudaba con los movimientos colocando una de sus manos encima del cabello azabache, apretando y empujando con tanta desesperación, jamás había alcanzado ese punto de placer con alguna mujer.

Al acabar, el azabache tragó todo sin discutir, lamiendo y limpiando la virilidad de su mayor, dejando escapar una risilla encantadora.

Despojó su pantalón, para poder subirse a su regazo, y que pudiera apreciar el lindo trasero que tenía, que abarcaba perfectamente las piernas contrarias.
Empezó a besar el cuello del más alto, sutilmente, con toques húmedos y juguetones dedos que pasaban por sus hombros. Lentamente sus besos bajaban por su pecho, desabrochando con desesperación la camisa del otro.

No podía evitar esas ganas inmensas de someterlo y tocar ese cuerpo de la manera más jugosa posible, hasta hacerlo gritar y pedir más.
Aún con algo de pena en su interior, colocó su mano firmemente en su trasero, cosa que asustó un poco al más bajo, pero rápidamente se acostumbró.

Empezó a masajear esa zona, metiendo de poco a poco sus dedos dentro de su ropa interior, a movimientos lentos y a modo de caricias despojaba esa única prenda que le estorbaba tanto.
Utilizó sus dos manos para cumplir esta acción, sus manos ahora ayudaban a ese lindo trasero, a poder introducir su miembro dentro de él.
No tenía en cuenta, que el de cabello azabache venía listo, y con toda la intención. Anteriormente, había limpiado esa zona, siempre estaba listo ante cualquier ocasión.

Lentamente, fué introduciendo esa extención de carne, cosa que le causaba varios suaves quejidos al otro, dejó que se mueva a su antojo, para que su cuerpo tome su propio ritmo y no lastimarlo.

Los movimientos ahora eran suaves, profundos pero suaves, el de menor estatura trataba de callar sus incontenibles gemidos, pero simplemente no podía, notaba en la mirada cálida y fogosa del mayor que no sería la mejor opción.
Poco a poco, los movimientos aumentaban de rapidez, llegando al punto en el que los choques de piel resonaban por todo el baño,  lento pero ruidoso, profundo y un poco fuerte.

Justo cuando sentía que estaba acostumbrado, el de mayor estatura salió sin avisar y lo puso contra la pared del baño, volviendo a penetrarlo, pero con más fuerza, más rudo.
El otro no hizo nada más que quejarse, un quejido que parecía más un gemido, que un disgusto. Los movimientos fueron bruscos, entraba y salía de la manera más violenta, no podía evitar arañar, nalguear y violentar el cuello del azabache, el cual lloriqueaba y gozaba, pedía más entre palabras y gritos desesperados, gimiendo como si fuera la última vez que tendría relaciones en su vida.–

Harder, harder!!–
Gritoneaba el de cabello oscuro, con lágrimas en sus ojos y sus piernas temblando peor que terremoto.

Let's see, tell me in Spanish~
Se había acercado hasta el oído, a exigirle por medio de susurros, únicamente para joderlo más.

– ¡Más ... Más fuerte, Killer!–
Le gritó, claramente desesperado, llegando a empujar más sus caderas para atrás.

– Muy bien, güerito...~–
Sus movimientos antes agitados, ahora eran más violentos, llegando a notar como sus sollozos y lloriqueos parecían no tener fin, y hasta aumentar.

Llegó el momento en el que el más alto sentía que explotaría del placer, salió del cuerpo contrario, dejando aún así restos de su líquido preseminal adentro.
Finalmente, se corrió encima de su espalda, de manera abundante.

Ambos jadeaban, estaban exhaustos, para los dos había sido la mejor experiencia de su vida, y eso que el peliblanco había tenido varias experiencias, pero nunca una así.

-.-.-.-.-.-

Denle gracias a mi espose de q me anduvo presione y presione para q ustedes tengan su continuación, eh 😾.

Camino a Gringolandía. /Killermare./Donde viven las historias. Descúbrelo ahora